El blog de Annita

Clichés literarios (1): Chico malo y chica buena

Hoy, teniendo en cuenta que estoy de descanso, puesto que estoy estudiando para los finales que los tengo dentro de semana y media, aprovecho para hablar de uno de los clichés mas populares de toda la historia de la literatura: la historia de amor entre un chico malo y una chica buena.

Sé muy bien que este cliché está sobreexplotado, tanto en Wattpad como en los shojos, pero me da la sensación de que hay muchos casos en los que está muy mal explotado. Hemos de tener en cuenta que las novelas juveniles que nos venden y el anime vienen de distintos países y, con ello, conllevan distintas culturas y comportamientos. Así que, vamos a analizar primero qué es lo que nos presentan ambos modelos.

En las series americanas, el chico siempre debe llevar chupa de cuero, ser mujeriego, tatuajes, haberse metido en el mundo de las drogas y ser un cabrón por culpa de los traumas de su pasado; mientras que la chica ha de ser muy femenina, cabrona, sacar buenas notas, ser virgen o incluso provenir de una familia problemática y tener a una madre o un padre como sobreprotectores. Resulta que en este tipo de historias, el chico y la chica deben discutir y tener situaciones de acoso y celos para prevalecer su "amor".

En el anime japonés, en cambio, el chico tiene que ser popular en el instituto (no puede ser un yankee* porque estaría excluido de la sociedad), practicar algún deporte y tener una personalidad sumamente ruda aunque en el fondo sea un amor mientras que la chica tiene que ser tímida, inocente y torpe, pero demostrar que tiene un buen corazón. En casi todos los animes que he visto, también se los muestra discutir, pero a diferencia de las series americanas, parece que la chica está ganando las batallas pese a que siempre termina llorando (tenemos que tener en cuenta que los chicos son siempre llamados como pervertidos sin importar que sea culpa suya o no). Ojo, sólo estoy hablando del shojo, no del josei, ya que eso es mucho más maduro y perturbador.

Lo cierto, es que en ambos casos están romantizando una relación tóxica que tiene el mismo final: ambos cambian para mejor y así, el amor triunfa. Personalmente, a mí me gusta más el modelo que presenta el shojo, ya que a pesar de que el chico sea un borde, se muestra realmente sincero y quiere de verdad a la protagonista a pesar de los malos tragos que la haya hecho pasar, por lo que digamos que en un punto de la historia la historia deja de ser tóxica y se presenta más como una comedia romántica. Es más, en el shojo, la chica nunca cambia su forma de ser y se mantiene la misma hasta el final, cosa que no ocurre en las novelas estadounidenses.

¿Sería que el hecho de cambiar sus personalidades haya mejorado el cliché? Puede, a pesar de que algunos mangas tienen una protagonista sumamente irritante, he de decir que el concepto de este cliché realmente se diferencia del concepto americano que tenemos en mente tanto en historia como en personalidad.

Sé que hay mucha gente que está en contra de este famoso cliché, pero la verdad es que al estar muy estereotipado y muy mal planteado, es normal que mucha gente lo odie. Y es que la culpa no es de los personajes, es de los propios autores por presentarlos de una forma muy superficial que nadie se cree y que no les dote de cariño.

¿Esto significa que no hay que usar este cliché porque no gusta? No, hay que acicalarlo, pulirlo y mimarlo para hacerlo tuyo propio e impregnarlo de tu esencia. Porque si está bien hecho (como Grease, por ejemplo), el público lo amará.

Se puede torcer, distorsionar, cambiar el tipo de relación, combinar elementos de otros medios o incluso revertirlo para que tenga gracia porque es tu historia y tienes todo el derecho de hacer lo que te dé la gana (menciono Jared de porque es una novela muy lograda que justamente ha usado este cliché a tope), pero por favor, no lo plasmes como algo soso y aburrido (tipo After, dios, ¡cuánto odio esa saga!).

Recuerda: que sea un cliché no es malo, sino que importa cómo se use y qué es lo que lo hace diferente frente a historias que conllevan los mismos patrones.