Niña.

Clase 6-D.

Un viento leve movía sus mechones dorados al igual qué el sol de verano qué se reflejaba en ellos. Ojos color verde olivo, labios carmesí, cejas pobladas y pestañas rizadas. Así es, es realmente atractiva y se llama Denisse.

No sé en qué momento comencé a fijarme en ella, vamos de la misma clase y nunca hemos entablado una conversación, no es muy popular aparte de qué es tímida y callada, cada receso se sienta en el mismo banco a mirar la variedad de flores qué hay en el jardín, gracias a ella y a la maestra Martha, aquél patio es uno de los más llamativos de la institución.

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Lo lamento, no me he presentado aún, me llamo Beatrice, tengo 16 años y estoy en el grupo de atletismo. Hace pocos meses empecé a fijarme en una chica de mi salón, no tengo ni la remota idea de cómo ella sembró en mi corazón aquella semilla de enamoramiento, pero debo decir qué esa semilla ahora es una flor, específicamente una amapola.

Nunca me atrajo nadie, siempre me consideré una "persona", en mi mente no existía la sexualidad ni los esterotipos de chica o chico, solo soy consciente de qué mi género es femenino y es lo único a lo qué le presto atención.
Pero...la conocí a ella, llegó a principios de Febrero, se sentó en primer puesto, junto a nuestro profesor de grupo Gabriel, mis ojos se posaron en ella pero solo con la idea de "examinar a la chica nueva", pero no fue solo ese día, fueron todos los días contando hasta hora, me fijaba en sus diferentes peinados, sus movimientos, sus expresiones, y sin darme cuenta me enamoré, me enamoré de su belleza, de su ligereza al caminar, de cada aspecto qué la diferenciaba de los demás, pero como dije en un principio, nunca hemos hablado desde qué ella llegó a la clase, soy una desconocida a los ojos de ella, y así seguirá si no le dirijo la palabra aunque sea una sola vez.