Capítulo 13

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—Bueno señor Shinobu los días a nuestro lado han llegado a su fin de momento, hoy mismo le damos el alta y podrá ir a casa a disfrutar pero con ciertas precauciones.— dijo el doctor que había cuidado de mi toda aquella semana —le hemos puesto una visita cada 1 mes para ver cómo llevamos las fracturas. Y posteriormente de sus escayolas le pondremos una rehabilitación para brazo y pierna durante un par de meses. — continuó leyendo, y cuando acabó me miró y me dedico una amplia sonrisa — bueno, eso es todo.

Dicho esto desapareció de la Inmaculada sala y miré a Miyagi.

—Ya lo has oído, llévame a casa viejo

—Si, si...— Miyagi no había ido a trabajar desde que tuve el accidente para quedarse aquí, conmigo. Realmente se sentía culpable sobre lo que había pasado, estúpido. Su aspecto era descuido, la barba le había crecido al igual que sus ojeras. Había estado durmiendo en sillas de plástico y comiendo sandwiches de la máquina expendedora.

—Miyagi

—¿Que pasa?— al girarse hacia mi me dio un beso inclinándome hacia el —¿Que haces, en lugar como este no deberíamos— me dio un golpecito en la cabeza y se levantó de la silla para acercarme la muleta

—Cuantas veces tendré que recordarte que me da igual— le enseñé la lengua intentando adoptar una actitud de macarra.

Me cogió en brazos y me sentó en la silla de plástico, era realmente incomoda, como había conseguido dormir ahí. Miré al suelo un poco entristecido.

—Shinobu — al decir mi nombre mi corazón se agitó por dentro y al mirarle sus labios y los míos se encontraron una vez más —¿Vamos a casa?— me limité a asentir todo ruborizado.

Al llegar a casa me tumbé en el sofá y puse la pierna sobre un cojín.

—Tengo frío Miyagi— dije mirándolo mientras dejaba todas mis cosas y las suyas por el suelo.

Me miró y se arrodilló junto a mi, me acarició la frente removiendo mi pelo.

—Lo siento Shinobu, por mi irresponsabilidad has acabado así, la próxima vez intentaré darme cuenta antes...— me besó introduciendo la lengua haciendo que no pudiera respirar.

—Mi-miyagi...— no me dejaba hablar ni respirar estaba demasiado metido al lío, le empuje con fuerza con los ojos cristalizados —ba-basta, así no, estúpido, tú no has tenido la culpa de nada. Simplemente fui descuidado — me tape los ojos ojos con el brazo que no tenía escayolado y comencé a llorar

—Shinobu...— Miyagi me cogió la mano y me la apartó suavemente y me besó otra vez pero esta vez dulcemente y apoyó su frente sobre la mía. —Parece que casi nunca nos ponemos de acuerdo eh— me cayó algo cálido en la mejilla, Miyagi estaba llorando también. Cuando se dio cuenta que le estaba observando me tapó los ojos —estaras pensando: "que asco un viejo cómo tu llorando" — soltó una risa mientras se secaba las lágrimas y me destapó la cara cuando ya no estaba llorando —Señorito Shinobu, le amo.

Mi terroristaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora