🃏 Ú N i c O™ 🃏

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Aizawa era un desgraciado.

Un desgraciado por mandar tarea tan difícil.

Y que la tarea valga más de la mitad de la nota del semestre

El pelirrojo había bufado con molestia tantas veces que ya había perdido la cuenta; había borrado con tanta fuerza, que ya se comenzaba a apreciar con claridad el escritorio al otro lado de la hoja de papel. Para desestresarse, garabateó un poco aquí y allá con su bolígrafo un tanto deforme por las mordidas recibidas por sus afilados dientes. Suspira y arruga el papel entre sus manos con molestia, para proceder a lanzarla al cesto de basura al otro lado de la habitación. La bola de papel rebota contra la pared y finalmente cae al suelo junto a otras tres bolas de papel. Demonios.

Tomar una nueva hoja y comenzar de nuevo no era tan estresante, de todas formas las anteriores no tenían nada escrito, sólo tenían manchas de tinta de bolígrafo por los garabatos y los agujeros en las mismas. Copiarle la tarea a alguien más hasta sonaba tentador, pero nadie iba a permitirle tomar las respuestas de tan importante asignación.

Realmente necesitaba despejar su mente de todo ese asunto de la escuela, pero no tanto: él aún quería ser un héroe.

Un héroe que tuvo que llegar a robar asignaciones para serlo, vaya decepción.

-¿En serio, Kaminari? ¡Muchas gracias! ¡Eres uno en un millón!- dramatizó la última frase, llevándose una mano en donde se encontraba su corazón- ¿Qué haría sin ti, bro?

Robarle la tarea a Bakugou para copiarla era una misión suicida, algo que una persona con las suficientes neuronas no lo intentaría; pero qué suerte que tenía a su buen amigo Kaminari, porque esas mismas neuronas habían sido freídas tantas veces por la propia particularidad del rubio que ya habían perdido toda vida útil.

-No es para tanto, hoy Bakubro tenía el sueño pesado así que fue demasiado fácil entrar y tomarla- Kaminari le restó importancia a las palabras del pelirrojo, mientras le extendía su hoja con las respuestas escritas a su amigo-  Por cierto, hoy están organizando una noche de juegos, ¿quieres ir?- menciona al recordarse del evento que se llevaría a cabo. Algunos habían dicho que no irían por no haber terminado los deberes, pero vamos, ya no tenían que hacer más que copiar las respuestas para estar libres.

-Seguro, ¿qué tipo de juegos son esta vez? -pregunta Kirishima. A final de cada semana los chicos organizaban una noche de juegos que podían ser de distintas clases. Era un tipo de "ritual" inquebrantable del curso.

-Cartas.- respondió con simpleza- Espero que no hayas gastado tu mesada, porque seguro habrán apuestas.- agregó para comenzar a dirigirse hasta su habitación- Bueno, nos vemos allá. Y prepárate para perder contra mí.

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Cuando Kirishima llegó, ya habían varios grupos pequeños distribuidos en distintas partes de la planta baja del edificio. En cada grupo se estaba llevando a cabo una partida de cartas distinta, con un pequeño montículo de billetes -dinero juntado para la apuesta- al centro de cada ronda. Realmente no había llevado mucho consigo, el pelirrojo tenía algunas cosas que comprar, y no podía darse el lujo de apostar más de la mitad de lo que tenia.

Por lo tanto, buscó con la mirada algún grupo que no estuviera apostando para integrarse. Los gritos de Bakugō junto a los gestos extraños de Iida, le hicieron acercarse un poco más, dándose cuenta que no estaban apostando y que estaban comenzando una nueva partida.

-Buenas noches, chicos- saludó a los presentes  mientras se sentaba en el espacio libre que le había dejado Kaminari. Dió un vistazo rápido a los mismos y los enumeró: Kaminari, Iida, Tokoyami, Sero, Mina, Uraraka, Aoyama, un molesto Bakugō que barajaba las cartas con maestría y él eran los que conformaban ese grupo. -¿Qué están jugando por aquí?

UNO™ en un millón [kirikami]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora