Capitulo 2.

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Caminamos hacia la cancha donde jugaba el equipo de mi padre. Luci y yo íbamos mirando hacia todos lados, había muchos chicos lindos debo admitir. Aunque yo no soy de fijarme en eso, Luci es todo lo contrario. Todo el tiempo me decía "mirá el que viene ahí" y cosas así. Es graciosa y en algunas ocasiones me pongo nerviosa porque el chico se da cuenta que lo miramos y hablamos de él.

Mi padre ya había llegado a la cancha donde estaba el equipo, siempre se apuraba porque es tan impuntual que llega tarde a todos lados. Cuando por fin llegamos, el equipo ya estaba en la cancha, cada uno ubicado en su posición. Nos sentamos en una banca que había al frente donde podíamos ver todo con claridad.

Voy admitir que cuando veo un partido de fútbol suelo volverme loca e insulto a cualquiera. Por el contrario Luci no entiende nada y eso hace que me ponga más nerviosa, porque me pregunta cosas totalmente lógicas. El primer tiempo había terminado y los chicos tienen unos minutos para tomar agua y hablar sobre las jugadas. Me levanté de mi asciento y me acerqué hacia donde estaba mi padre, me encantaba escuchar como los retaba o les decía las jugadas lógicas que pueden hacer.

Me paré detrás de él y con la mano saludé a uno de mis primos favoritos, somos como hermanos y siempre nos contamos de todo. Me sonrió y apenas movió su mano ya que si mi padre lo veía seguramente lo iba a retar por no prestar atención, a veces era muy estricto. Al lado de mi primo favorito, Adam, estaba Caleb el primo más chico de nosotros. Todos los demás eran amigos y conocidos. Yo la verdad que no recuerdo los nombres pero los veo y los saludo, pero en ese momento no porque mi padre seguía hablando. Cuando suena el silbato del árbitro todos los jugadores vuelven a la cancha para comenzar el segundo tiempo. Rodee a mi padre para hablarlo y veo a un chico que estaba parado al frente de el diciéndole algunas cosas.

— Lo sé señor Daniel, pero si el 5 no mueve a los del medio yo que soy 9 no puedo hacer las jugadas. Ese chico es muy despistado.— le explicaba mientras movía sus manos, en un momento me hizo acordar a mí cuando me pongo nerviosa y agito mucho las manos al hablar.

— Lo sé Jaden, pero no puedo hacer mucho con el. Le grito de acá afuera y no me entiende, voy hablarlo después del partido. Mientras tanto trata de jugar con el 7 y el 8.— luego de eso mi padre se hizo a un lado y salió caminando rápido para ponerse en su lugar antes de que comenzara el partido. En ese momento me sentí petrificada, unos ojos grises penetraron los míos. Mis piernas se quedaron clavadas en la tierra y mis manos comenzaron a sudar. Mi pecho comenzó a sentirse apretado y mi respiración era entrecortada. El chico alto de piel blanca y cabello negro me estaba mirando directamente a los ojos.

Me miró por unos segundos más, sentí que pasaron horas. Esbozó una pequeña sonrisa de lado y se retiró para entrar a la cancha y ponerse en su lugar. Cuando por fin volví a la tierra puse mis manos sobre mis mejillas y me di cuenta que estaba totalmente ruborizada. Parpadee varias veces y comencé a caminar rápidamente hacia donde estaba Luci esperándome.

— ¿Porque estás así de ruborizada? ¿Pasó algo? —Luci me miraba con extrañeza, puso una de sus manos sobre mi mejilla sintiendo el calor que salía de ella.

— No no, no pasó nada. Solo me hizo calor.— no soy muy buena mintiendo y como Luci es mi mejor amiga, sabia que estaba escondiendo algo.

— Mmm no pasó nada ¿y porque te hizo calor entonces? No me mientras Amy, sabes que a mí no. — se cruzó de brazos y se quedó en silencio esperando alguna respuesta de mi parte. Tenía razón, no podía mentirle a ella.

— Es que cuando fui a hablar con mi padre había un chico que le estaba diciendo algo sobre el partido. Y cuando mi padre se fue nos quedamos mirándonos como por unos 10 segundos. Que sentí como si hubiesen sido horas. — le explicaba mientras miraba hacia el partido que ya había comenzado.

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