Rodé en el piso y puse mi mano sobre mi magullado torso.
Tenían que estar jodiéndome.
¿Podría haberme roto una costilla?, me pregunté y respiré resollando como un perro apaleado.
Había estado vigilando a Kellan desde que nos separamos, con la ayuda de unos cuantos ojos extras. Durante ese tiempo no había sucedido nada destacable, por lo que no tuve la oportunidad de escuchar de sus habilidades de barbarismo callejero. No podía creer que un chico sexy de caderas estrechas, que era una cabeza más baja que yo, realmente pudiera someterme.
Ese punk era tan absurdo.
En mi mundo civilizado, no había tenido que recurrir a "las manos" desde que había superado la adolescencia, y en ese entonces no me había ido tan mal. Claro que contaba con mi aura de alfa para suprimir a cualquiera que intentara ir en mi contra, estaba a la par con los alfas más imponentes y capaces.
Y un omega que ni siquiera se consideraba como tal, lo que en Kingsverse llamarían un "mutilado", que no podía entrar en ninguna clasificación... realmente me había pateado el trasero, como lo había prometido.
Había sido superado por mi propio omega, 10 años menor que yo.
Quizás en mi círculo social era algo para sentir vergüenza, pero a decir verdad, yo estaba bastante impresionado y lleno de alabanzas para con Kellan, además de patéticamente adolorido.
- ¿No has terminado? - Indagué, estaba algo contrariado con el resultado, pero mi mirada estaba libre de rencor.
Kellan soltó una carcajada, su rostro estaba iluminado por la misma. No sabía cómo se las arreglaba para verse lindo, luego de golpearme con a un saco de box, todo sudoroso y mejillas sonrojadas por el esfuerzo.
Si así se veía cuando peleaba con otros, pues no quería que le diera una paliza a nadie más. Un pensamiento como ese solo auguraba un futuro muy muy negro para mí, considerando ser su saco de box a perpetuidad. Tendría que entrenar para ponerme a su nivel, al menos debía darle una pelea decente al pequeño vándalo para mantenerlo entretenido y no fuera a la calle a buscar problemas.
Ese día que nos conocimos y la tensión estaba a flor de piel, lo había amenazado, pero no sería capaz de hacer cosas que lo lastimaran de verdad. Prohibirle cosas o querer cambiar su personalidad estaba entre esos límites que sabía no debía cruzar. Sería como llamar a la desgracia y lastimarme a mí mismo, apenas lo conocía, pero sentía que tenía razón en eso.
- Sí, de hecho. No puedo seguir, hace rato que no encuentro ninguna sensación de logro cuando te escucho gruñir en el suelo - Comentó, su tono era tan disimuladamente sobrado que se notaba que lo utilizaba a propósito.
- Sí creí notarlo. Después de la segunda vez ya no fue divertido ¿Cierto? Debiste parar antes, entendí tu punto bastante rápido - Bufé ante su marcado aburrimiento por mis pobres habilidades en la lucha.
Kellan contuvo la risa y me miró como si yo fuera un bicho raro otra vez.
- No puedo decir que soy bueno en lo que no lo soy, tengo que reconocerte. Pero yo soy bueno en muchas otras cosas - Me reconocí a mí mismo para levantar un poco mi moral frente a él.
- ¿Ah sí? Preséntame tu currículo Spencer - Pidió, sentándose cruzando los pies frente a mí.
- Soy inteligente, bueno en los negocios, tengo habilidades sociales inigualables. Soy bueno en los deportes. No es que te importe pero soy un ciudadano clase A, no solo porque mi casta es la de Alfa, no, es que mi aura es increíblemente dominante, incluso los ciudadanos comunes se ponen nerviosos cuando la despliego - Le dejé saber.
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¡Vaya madrugada! (Humanverse World) - Alfa & Omega -
RomanceAlfas y omegas. Sangre puras dirigiéndolo todo. Un sistema marcado por desigualdades e injusticias. Una organización antisistema. Un inhibidor potente. Kellan solo quería conectar finalmente con la mujer con la que había estado coqueteando incansabl...