#O5

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Kirishima abrió los ojos al sentir unos fuertes golpes en la puerta de su habitación. Sus párpados se sentían excesivamente pesados y era incapaz de abrirlos con totalidad; además de que los tenía tan, tan secos, que realmente creyó que algo les había sido inyectados para que se inflamaran de esa manera. Pero aunque le costaba muchísimo, la persona que tocaba la puerta parecía no tener mucha paciencia.

Por su mente pasó que se trataba de Bakugou o de una emergencia, así que, cual fuera la situación, se levantó lo más rápido que pudo y corrió para abrirla, encontrándose con el rubio del otro lado, vestido con el mismo pijama de la noche anterior.

—¿Bakugou? ¿Qué...? ¿Sucedió algo?

Kirishima fue escaneado de pies a cabeza antes de que el rubio diera un demandante paso hacia adelante y lo tomara de la remera, jalándolo para atraerlo hacia él y plantándole un beso en los labios. Kirishima jadeó, cerrando sus párpados con fuerza y llevando sus manos al pecho firme del rubio para apartarlo, pero le era imposible, Bakugou le agarraba con tanta firmeza la remera que parecía dispuesto a romperla antes que a soltarlo.

—Ba-Bakuhmnn...

En su intento desesperado por hablar, Kirishima separó los labios y el otro no tardó en hundir su lengua dentro de su cavidad, ahora fue un gimoteo lo que escapó de la boca del pelirrojo, estremeciéndose cuando la demandante lengua navegó y descubrió cada espacio posible en su boca, acariciando incluso sus dientes con tanta ansiedad que parecía dispuesto a morir en eso.

—Es-Espera, Bakugou...

—Cierra la maldita boca, idiota. Esperé toda una jodida semana para esto.

—¿Qué? No, mierda...

Bakugou besó los labios ajenos y luego bajó en pequeños besos por la barbilla del pelirrojo, acabando por hundir su rostro en el espacio entre el cuello y el hombro ajeno, dejando una mordida en esa zona. Kirishima soltó un fuerte jadeó y cuando abrió los ojos, notó que de algún modo el rubio ya había cerrado la puerta de su habitación, quedando ambos adentro, con él derritiéndose ante la mordida y una segunda que Bakugou acababa de iniciar.

—Demonios, no... No entiendo, por qué... Ouh... —Kirishima se estremeció, Bakugou succionó sobre su piel como si de un chupete se tratara, soltándolo y pasando su lengua sobre esa zona —. Mierda, ¿en serio? Bakugou, estás...

—Fue la semana de mierda más jodida de toda mi maldita vida, idiota, no tienes derecho de decir ni una palabra, ahora cállate y déjate hacer o te mataré.

—Ti... Tienes que dejar de... —Bakugou mordió nuevamente y su pierna empujó descaradamente entre las piernas del pelirrojo, sacándole un jadeo—, de...

Entre torpes pasos Kirishima fue arrastrado a su cama, cayendo duramente contra el colchón. Bakugou se colocó sobre él con rapidez, dejando una de sus piernas a cada lado del cuerpo ajeno, presionó su entrepierna contra la ajena y Kirishima suspiró, arqueando su espalda mientras nuevamente su boca era capturada con intensidad.

No tenía ni idea de qué hacer con sus manos, pero pronto las dirigió a los rubios cabellos y hundió ambas entre los mechones despeinados. Bakugou soltó un sonido parecido a un gruñido, apretando nuevamente sus entrepiernas y liberando su boca después de oír el ahogado gemido de Kirishima. Un delgado hilo de saliva unió ambos labios hasta que se vio roto cuando el rubio sólo se detuvo a observarlo.

Kirishima era un completo desastre, con su cabello tan despeinado como no lo recordaba nunca, sus mejillas sonrojadas y sus labios entreabiertos, mientras jadeos suaves pero desesperados escapaban de su boca, y ni hablar de su cuello, repleto de varias marcas rojizas y de tonos parecidos, algunas con sus dientes aun ligeramente marcados ahí. Bakugou relamió sus labios, respirando hondo.

Posesivo. | Bakugou Katsuki x Kirishima EijiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora