2- Algo muy extraño

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La melodía le resultaba de lo más familiar. Cada vez captaba la dulce voz de su madre más cerca. Louis aceleraba su paso; corría y corría sin saber hacia dónde se dirigía como un caballo desbocado cuyo lazarillo era la cautivadora voz de su madre proveniente de la nada. Era curioso; por cada eterno y aungustioso segundo que pasaba, aquel cántico tenía la capacidad de ser oído más cerca como si su madre le estuviera susurrando con hidalguía una de las nanas que le solía cantar de pequeño, esas que Louis recordaba con suma nostalgia y melancolía. De esas nanas por las que nunca se vería capacitado para arrancar de su memoria y de su corazón.

        -¿Mamá?- la voz de Louis temblaba. Podía jurar que era la voz de su madre-. Mamá, ¿eres tú?

Louis se adentró más aún en bosque, corría tan rápido como sus piernas se lo permitían.
Era indescifrable la angustia e impotencia que el chico sentía al oír la voz de su madre y no poder verla por ninguna parte.

        -Mamá, ¿dónde estás?- la ansiedad de Louis florecía de su pecho cada vez más. Y su frustración cada vez salía más a flote manifestándose en forma de lágrimas columpiándose por su lindo rostro-. ¡Mamá!

        -¡Mamá!-con un grito se impulsó para sentarse en su cama causando su despertar y el despertar de sus compañeros.
Celine encendió la luz y, Louis se frotó los ojos con sus puños.
Sus ojos estaban abiertos como platos, parpadeaba repetidamente, tenía la mano en su pecho arrugando su pijama y no cesaba de sollozar.
Los sueños no son reales pero, la angustia que seguía sintiendo en lo más profundo de su ser, sí que lo era.
Sus jadeos se hacían más audibles.

        -Louis, ¿te encuentras bien?-Celine se sentó en la orilla de su cama y le acarició las manos-. Estás helado.

Inesperadamente, un balde de agua helada golpeó la cara de Louis. Él y Celine miraron rabiosos a Bruno, que se encontraba apoyado en la pared,  cargageándose, con una botella de agua recién sacada de la nevera en sus manos.

        -Eres malo, Bruno. Me das pena-Celine miró a su novio con desprecio.

A Mica le causó la risa floja al ver a Louis empapado empapado en su cama.

        -¡Mamá!-exclamó Bruno con la intención de estar imitando al pobre Louis.
        -¡Mamá!-gritó Mica con la misma cruel intención.

Ellos dos eran los únicos que se reían. Nadie más de aquel grupo le veía la gracia. Bruno estaba siendo demasiado cruel. Había cruzado la fina línea que separaba lo gracioso de lo despiadado.

        -¿Por qué no me dejas en paz?-le espetó Louis a Bruno perdiendo la paciencia.
        -Ohhh el niño de mamá se ha ofendido. Ya está, ya está, ponte el chupete y se te pasa-. Bruno le dio una palmaditas en la espalda a modo de consuelo irónico.- Y, ¿por qué no superas a tus papis ya? Que no son el Ave Fénix, no van a resurgir de las cenizas.

Mica le rió la gracia a Bruno a carcajadas.

Louis se levantó de la cama y se dirigió furioso hacia Bruno.

       -¿Me vas a pegar?- Bruno enarcó una ceja. Se quitó la parte de arriba en el pijama-. Pues pégame. Adelante.

Louis le lanzó una mirada asesina mientras que la distancia entre ellos dos era cada vez más corta.

       -Chicos, por el amor de Dios, eso es ridículo-Celine se interpuso entre los dos.

En eso, la puerta de la habitación se abrió con un escalofriante chirrido. No había nadie allí. Todos se quedaron paralizados.
Bruno palideció.

LA CASA ESPÍA (Nuevo Futuro) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora