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El sol se había ocultado, y en su lugar una brillante luna blanca, había salido

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El sol se había ocultado, y en su lugar una brillante luna blanca, había salido.

Tarde, muy tarde. Cerca a la media noche.

Me encuentro caminando por las frías calles de Queens, con mis manos en el interior de mis bolsillo para tratar de cubrir un poco la helada brisa que recorre todo el lugar.

Mi último destino, la estación del tren que me lleva a la casa que comparto con mi primo Richard.

No tiene mucho tiempo, que salí de él departamento que mis mejores amigos rentan: Chris y Zabdiel.

Organizaron una enorme fiesta, de esas tan famosas que suelen hacer los fines de semana, por lo cual son populares en el colegio.

Ha si, también yo lo soy. Pero yo no me hago notar como ellos, yo solo soy conocido como el chico que está con los famosos.

Las fiestas no son lo mío, nunca lo han sido. Desde que mis amigos del preescolar me invitaban a sus cumpleaños, solía aburrirme tan rápido que mamá siempre me recogía antes de la partida del pastel.

Voy a comer y beber gratis. Casi lo olvido, también a cuidarlos. Ando detrás de ambos cuidando que no caigan por las escaleras, o que vomiten en las macetas, que orinen en las puertas de sus vecinos y hasta incluso, tengo que cuidarlos para que no se besen con cualquier persona que vean. Si, soy mil veces peor que una madre sobre protectora.

Quisiera negarme a sus invitaciones, tan solo una vez en mi existencia. Pero no puedo, al parecer yo nunca se utilizar la palabra no contra ellos.

Ellos dicen ¿Me compras condones? Yo digo si. ¿Me ayudas con esa chica? Yo digo si. ¿Haces mi tarea de aritmética? Yo digo si. ¿Te tiras de este puente? Y estoy casi seguro que si me lo pidieran, no podría decir otra cosa que no sea si.

Siento que esto se está volviendo una clase de explotación hacia mi persona, pero que más da.

No voy a negar, que todo esto me da miedo; las avenidas tan solas, algunos borrachos rondando, la aparición nada constante de automóviles, ¿A quién no le daría miedo?

Doy vuelta a la derecha, en la calle más cercana, esto se pone peor.

Existen cientos de rumores, decenas de leyendas diferentes para este solitario sitio: la estación 302.

Siempre utilizo está línea, porque es la única que transborda cerca de casa, he escuchado cada versión terrorífica de esto, pero nunca antes me había dado miedo.

Las cosas de noche, se vuelven feas.

Lo único que cruza por mi mente ahora, es cada puta versión de la historia.

La historia de Joel, el chico que se suicidó en el vagón del tren.

La historia de Joel, el chico que se suicidó en el vagón del tren

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La Estación 302 ¡! TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora