La Estación 302 ¡! Terminada

003

Mi teléfono sin pila, más de la mitad del camino por recorrer; puedo hablar con él.

El transporte aún no recupera su curso, supongo que algo falló.

Me levanto de mi asiento, y voy hasta el suyo, sentándome a su lado.

-Hola- saludo, mientras observó cómo guarda un par de hojas en su bolsillo.

-Hola- me sonríe, y vaya que es lindo.

-¿Qué era? Claro, si puedo saber-

-Cartas, la gente las deja todo el tiempo para mi- susurra.

-¿Donde las dejan?- indago mirándolo.

-E-En mi trabajo- sonríe nervioso.

-Eres famoso- intento tocarlo, pero él se aleja un poco.

-Perdón- niega con la cabeza -No estoy acostumbrado a que las personas me toquen-

-Quizá fue culpa mía- me encojo de hombros.

Pone una palma abierta recargada en mi pierna, creo saber lo que quiere.

Bajo mi mano y la uno con la suya, entrelazandola, y se siente tan bien que casi dejo a un lado que está helada.

-¿Cuál es tu nombre?- me pregunta.

-Erick- susurro mordiendo mi labio.

-Mucho gusto Erick, soy Pimentel- me hace un gesto bastante lindo.

-¿Ese es tu nombre?- lo miro tratando de calentar su mano.

-Es mi apellido- afirma.

-¿Y cuál es tu nombre?- me acomodo para verlo mejor.

-Solo dime Pimentel, por favor- ríe, atrayendo nuestras manos a su rostro, y deja un pequeño beso en mi mano.

Creo que es extraño sentir cosas tan raras y bonitas con una persona que acabo de conocer.

-¿Estudias o vienes del trabajo?- pregunta, nuevamente.

-Estudio, ahora vengo de una fiesta con chicos del colegio- contestó mirando su rostro.

-Que cool- juega con sus dedos en mi mano.

Un silencio llega al ambiente, y cuando pienso que posiblemente no le agrade, su voz se hace retumbar.

-Estas muy bonito- voltea a la ventana que está a su lado.

-Gracias- murmuró -Tu no eres nada feo- sonrío observándolo, hasta que chocamos miradas.

-Perdon, es la primera vez que se lo digo a alguien que recién conozco y creo que también para ti es raro por...-

Dios, habla mucho. Lo callo poniendo mis labios sobre los suyos, solo superficialmente.

Siento como sonríe a la mitad, así que me animo a tomar su labio inferior y hacerlo mío.

En un intercambio de tiempos, en los que mezclo mis fluidos con los suyos, intento recargarme sobre su pierna pero en un falso movimiento tocó un poco más arriba y, está muy duro.

-Lo lamento, es mi primer beso- afirma con sus mejillas rojas.

El metro recupera su curso y estoy tan feliz por eso, porque tengo una maravillosa idea.

-¿Dónde vas?- le pregunto mirando sus hinchados labios.

-A mi casa- murmura.

-Mejor vamos a la mía- digo volviendo a pegarme a él.

Quiero ser su primera experiencia sexual, así como fui su primer beso. Tener sexo con un desconocido, es simplemente excitante.