Una promesa (TomuraXlectora)

Fiebre

Los minutos te parecieron horas y las horas días. Pasaste todo el día bajo la lluvia. El frío calaba en tus huesos y tu respiración era cada vez más irregular. ¿Cómo habías aguantado consciente? Ni tú lo sabes. Lo único que te mantenía era saber que, por algún motivo, sólo te castigaron a ti y no a Yuni. Quizás aún tengan esperanzas de que te unirías a ellos.
-Ya puedes entrar-te dijo Kurogiri mientras abría la puerta- Procura no importunar a Shigaraki, aún no tiene intención de matarte.
No tenías fuerzas para responder, por lo que simplemente asentiste. Esta vez acatarías la orden sin rechistar.
Kurogiri te acompaño hasta tu habitación y te dio un cambio de ropa (Ya que la tuya estaba empapada) pero por orden de Tomura no te permitió tomar una ducha caliente o beber algo, tenías prohibido cualquier cosa que te diera calor en ese momento.
Bajaste al bar. Nadie te dirigió la mirada. Tomura estaba molesto y lo pagaría con cualquiera que te dirigiera la palabra. Kurogiri te puso a trabajar enseguida. No dijiste nada, no te quedaban fuerzas para ello, tan sólo te dedicaste a trabajar bajo la atenta mirada de Tomura.
Estabas llevando unas copas cuando comenzaste a ver borroso y empezaste a marearte. Las copas cayeron al suelo. Tomura irritado como estaba no pasó esto por alto y fue hacía ti para hacerlo pagar pero antes de poder hacer nada tu caiste a sus brazos inconsciente.
-¿Q-Qué...?-comenzó Tomura.
Kurogiri se acercó y tocó tu frente.
-¡Tiene la fiebre muy alta!-dijo sorprendido.
-¿Qué hacemos?-preguntó Dabi-¿Esperamos a que muera?
Tomura envío a Dabi una mirada asesina mientras aún te mantenía en sus brazos.
-No podemos hacer mucho-dijo Kurogiri-No tenemos ningún médico.
-Entonces trae a su hermana-ordenó Tomura mientras te cargaba estilo princesa y te llevaba hasta la cama.
Kurogiri comprendió que sólo Yuni sabría cuidarte como es debido y rápidamente creo un portal para traerla al bar.

Tomura se encontraba sentado al lado de la cama en la que te encontrabas viendo como tu respiración era cada vez más lenta lo cual comenzaba a preocuparle.
-¡______!-gritó Yuni mientras corría a tu lado.
-Ya la he traído Shigaraki-dijo Kurogiri recibiendo una mirada de «no me digas» por parte de Tomura.
-¡¿Qué le habéis hecho!?-gritó Yuni.
-¡Ella se lo ganó!-respondió Tomura enfadado-No quiso obedecer y yo la castigue.
-¿Cómo la castigaste?-preguntó Yuni.
-Shigaraki la dejó todo el día bajo la lluvia-respondió Kurogiri sabiendo que Tomura sólo asustaría a Yuni.
Al oír esto Yuni comenzó a tomar tu temperatura y asegurarse de tratarte rápido.
-Parece que lo tiene controlado-mencionó Kurogiri.
-Es la práctica-respondió Yuni tosca-______ tiene la salud muy débil.
Ambos villanos quedaron sorprendidos con tal afirmación, al fin y al cabo, como heroína no había quien te parase y ahora resulta que tienes la salud débil.
-______ fue abandonada en una cuneta cuando era una recién nacida-comenzó a explicar Yuni al ver su confusión-Parece ser que sus padres no la quisieron y la dejaron ahí tirada. No tenía muchas horas de vida y estuvo a punto de morir. La abuela, esa mujer a la que mataste-recalcó con odio-la encontró a tiempo y la trajo con nosotros. Es así que nos convertimos en hermanas. Es fuerte, pero si coge mucho frío su cuerpo recuerda todo lo vivido y si no se la trata a tiempo, como ahora, sufre una fiebre increíble. La última vez mi abuela y yo pensamos que moriría-concluyó con tristeza.
Ante la historia Tomura sintió culpa. Algo que sólo podía ser provocado por ti, pues el resto del mundo le daba igual.

Fue así que fueron pasando los días. Yuni se encargaba de ti. Tu fiebre era altísima pero ella conseguía mantenerla a raya y hasta bajarla poco a poco. Tú la mayor parte del tiempo estuviste dormida y en ciertos momentos recuperabas la conciencia. Mas no hacías mucho más. Lo más sorprendente de todo es que Tomura no se apartó ningún momento de ti. Para Yuni la razón era que quería mantenerte vigilada, el resto de Villanos que quería asegurarse de no perder su juguete, pero sólo Kurogiri sabía que la verdadera razón era la misma por la cual habías sido llevada allí en primer lugar, aunque eso tardaría un poco más en saberlo.