El martes pasó de manera rápida, un poco aburrido y cansado por ser uno de los días de la semana con mayor carga académica, pero dentro de lo normal cuando asistes a la preparatoria Green Valley. El único suceso interesante del día fue cuando me di cuenta de que el club de poesía del instituto iba a dar una pequeña función en MOCCA'S el jueves por la noche. El chico que iba a dirigir el evento era nada más y nada menos que el chico que traía embobado a Spencer desde el semestre pasado, por lo que obviamente Angie, Vicky, Spencer y yo asístiriamos sí o sí.
Por suerte en todo el día no me topé con la suerte de ver al chico al que le había derramado café encima y tampoco a Harold, por lo que agradecí a los dioses del cielo. Tenía que admitir que después de haber analizado bien la amenaza del pelirrojo y su forma de decirla, como si quisiera hacerme tragar ácido, se podría decir que sentía un poco de miedo de lo que se le ocurriera hacerme si me veía. Mi cerebro hasta lo había imaginado escabulléndose en las duchas de las chicas durante mi clase de educación física para poner crema depiladora en mi shampoo o atropellándome con su moto mientras me encontraba distraída quitándole la cadena de seguridad a mi bicicleta... o metiendo un animal muerto en mi casillero. Sin embargo todo había estado muy tranquilo.
Ahora me encontraba sentada de piernas cruzadas en mi cama, escuchando a The Cranberries e intentando realizar un ensayo de filosofía sobre el significado de la existencia desde el punto de vista de Aristóteles, el cual debía de contar con tres mil palabras o el profesor no se dignaría a revisarlo. Suspiré con cansancio al darme cuenta de que solamente llevada trescientas palabras. Por suerte lo debía entregar hasta el viernes.
Unos suaves golpes en mi puerta se hicieron presentes, pidiendo permiso para entrar en mi habitación.
— Adelante.
La puerta de mi habitación fue abierta, dejando entrar a mi madre, quién enseguida me miró con extrañeza.
— Jane, ¿qué haces? Debes darte prisa.
Instintivamente me quité los audífonos y la miré sin saber a qué se refería.
— La cena. —ella aclaró, pero al ver que la expresión de mi rostro no cambiaba se cruzó de brazos con cierta molestia— ¿Acaso se te olvidó que hoy debes ir a casa de tu padre? Te lo he estado recordando desde el sábado Jane.
Demonios.
— No, claro que no mamá. — cerré mi portátil y me levanté de mi cama de un salto mientras le dedicaba una sonrisa nerviosa— Lo recuerdo perfectamente.
—Ajá, claro.— ella caminó a mi armario y sacó de él un muy conocido vestido celeste— ¿Entonces por qué me llamaron cuando estaba en el trabajo de la tintorería para decirme que recogiera el vestido que se suponía que tenías que recoger hoy después del instituto? Por suerte la señora Claris pudo ir por él.
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¿Quién hurtó el diario de Jane Andrews? [PAUSASA]
أدب المراهقين¿Qué harías si el diario en donde escribes absolutamente todo sobre ti, tus secretos, tus pensamientos, tus inocentes enamoramientos y alguna que otra cosa extraña... desaparece? ¿Qué harías para que todo aquello no fuese revelado y no estuvieras fo...