La brisa mañanera acaricia mi rostro al mismo tiempo en que me agita mi cabello con cada pedaleada rápida que doy. Iba con muy buen tiempo y con una sonrisa en mi rostro, el día estaba soleado y con el cielo de un celeste hipnotizante y brillante, aunque fueran apenas las ocho de la mañana.
Paré junto a la acera y esperé a que el pequeño semáforo se pusiera en verde. La voz de la señora Olsen hizo girar mi cabeza: — Buen día querida, — dijo mientras comenzaba a colocar los letreros de su floristería en el frente de su tienda, las vitrinas de ésta estaban decoradas por violetas y girasoles— que tengas un día maravilloso en el instituto.
Le dediqué una amplia sonrisa, ella siempre que me veía por las mañanas me decía lo mismo. Es una anciana muy adorable.
— Y usted en su floristería señora Olsen.
Me despedí con la mano cuando el semáforo cambió a un color seguro y seguí mi recorrido.
Una de las principales cosas que amo de vivir en un pueblo pequeño es el conocer cada lugar, saber los sucesos de cada cosa de pasa en el tiempo indicado.... Conocer a personas agradables.
Cinco minutos más tarde llegué al aparcamiento de la preparatoria.
Bajé de mi bicicleta y me dediqué a buscar en la mochila la cadena y el candadillo, para luego asegurarla en el mismo lugar de siempre. Aunque el instituto Green Valley era un lugar seguro no podía poner en riesgo a mi único medio de transporte. Mamá me mataría si me apareciera en casa sin la bicicleta amarilla que me había obsequiado y supiera que había caminado casi tres millas enteras por no ser precavida.
Unas voces y risas ya muy conocidas llegaron a mis oídos, por lo que me giré sobre mis talones y sonreí.
— ¡Jane! — Vicky me tomó por los hombros y me sacudió repetidas veces, provocando que casi perdiera el equilibrio y cayéramos ambas al suelo. — ¡No me vas a creer!
Las personas que pasaban a nuestro lado nos miraban con extrañeza y diversión. Sí, nuestra forma de decir hola o adiós no era del todo normal.
— Vicky, ya para, no es para tanto. — Spencer negó con la cabeza mientras reía por la forma en que ella estaba actuando.
— ¡Claro que sí es para tanto! — Angie intervino— ¿Estás loco?
— Bueno sí, sí lo es. — Spencer tenía una sonrisa idéntica a la de mis otras dos amigas.
— Chicos, ¿me pueden explicar qué está sucediendo?— pregunté un poco confundida— ¿Acaso van a despedir al profesor Davis o cancelar las clases de deportes por explotación juvenil?
Las chicas rieron y negaron con la cabeza.
— Mucho...— Spencer puso su puño frente a él, como si fuera un micrófono, y luego lo colocó frente a Angie.
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¿Quién hurtó el diario de Jane Andrews? [PAUSASA]
Fiksi Remaja¿Qué harías si el diario en donde escribes absolutamente todo sobre ti, tus secretos, tus pensamientos, tus inocentes enamoramientos y alguna que otra cosa extraña... desaparece? ¿Qué harías para que todo aquello no fuese revelado y no estuvieras fo...