«Yifan»

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Estaba aquí de nuevo, aunque no sé de qué me sorprendía si era mi maldito profesor. Habían pasado cinco meses desde que el curso había empezado, yo creía que podría con todo y que nadie se interpondría entre mi carrera y yo, pero ahí estaba él. Wu Yifan.

Al comenzar el curso me había propuesto por primera vez en mi vida no fijarme en ningún chico, al menos no durante el primer año, así podría estar más concentrada en las materias y sacar el curso adelante, pero tenía que venir él a romper todos mis esquemas. Con su estúpida sonrisa, su forma de pronunciar mi nombre y la forma en la que miraba con seriedad pusieron mi mundo patas arriba desde el primer instante que pisó el aula 230.

Wu Yifan era alguien, sin duda, inusual. A pesar de tener 25 años había conseguido un puesto como profesor en la universidad. No se dejaba mangonear por sus superiores, mucho menos por sus alumnos, desde el primer momento puso las cartas sobre la mesa y dijo "aquí mando yo". Podría mandarme todo lo que quisiera. Apenas hablaba de él, por lo que poco se sabía, aún así yo ya había caído en sus garras y no me importaba dejarme destruir por ellas.

Me gustaba como la camisa que usaba era tan apretada que incluso podía ver sus abdominales debajo de ella si ponía un poco de empeño, que aseguro no me faltaba. Me gustaba como jugaba con sus manos mientras explicaba, como mordía su labio inferior cuando alguien le interrumpía. Me gustaba su linda letra en la pizarra, su perfume, su pelo ligeramente peinado hacia arriba. En resumidas cuentas, era el hombre de mi vida.

-Algún día me escucharas y entonces seré el hombre más feliz del mundo. - oí que Jongdae me decía.

Me giré para poder mirar a mi compañero de mesa y también mi mejor amigo, le sonreí con inocencia. La verdad es que hace tiempo que no le llevaba prestando atención, últimamente había una única persona que ocupaba mi mente.

-¿Qué era lo que decías?

-Te digo que mi padre hará una fiesta de empresa, quiere que vaya con alguien, más bien me ha exigido que me acompañes tú. Sabes que a mi padre le encantas.

Sonreí, el señor Kim era muy amable conmigo, creía que Jongdae y yo estábamos enamorados, de hecho su sueño era que algún día le dijéramos que eramos novios, pero el pobre no sabía que a su hijo le gustaba mucho más un pepino que una almeja.

-Sabes que iré encantada, pero algún día le tendrás que decir que te gustan los hombres y que, sorpresa, tienes novio. Sehun debe estar cansado de vivir en las sombras.

Jongadae se apresuró a tapar mi boca, aterrorizado de que alguien nos hubiera escuchado. Fruncí el ceño y lamí su mano para que la apartara de mi preciosa boca que solo una persona podía tocar.

-¡Aish! Eres una cerda, T/N. - se quejó él limpiándose la mano en su pantalón.

Yo reí.

-Seguro que haces cosas peores con Sehun y no te quejas. - dije con diversión.

-¿Algo que desee comentar en voz alta a la clase, T/N?

Y entonces ahí mi diversión se fue por completo, no sé en qué momento Yifan había comenzado a explicar, pero lo había hecho, y yo lo había interrumpido. Tragué saliva y negué rápidamente.

-Entonces permanezca en silencio.

Volví a asentir incapaz de decir nada. Era la primera vez que él me regañaba.

En la hora del recreo Jongdae no dejó de molestarme acerca del incidente de la primera clase, quería golpearle muy fuerte, tuvo suerte de que fuera un ser pacífico, sino su cara hubiera acabado en el plato de arroz.

«Imagina con EXO»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora