«Jongin»

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Me encontraba tirada en unas de las butacas que teníamos en nuestra clase de baile, esperando a que los demás compañeros viniesen, siempre solía se de las primeras en llegar, error mío. Siempre acababa recapacitando sobre porqué estaba allí, y no, no era porque me gustase el baile, como seguro estaréis pensando. 

Desde que tengo memoria mi madre me ha estado inculcando su pasión por el baile, desde que ella era pequeña siempre fue su sueño frustrado debido a que mis abuelos nunca pudieron pagarle una academia, por eso en cuanto me tuvo a mí decidió que era sería una buena idea hacer de mí lo que ella no pudo ser. A los tres años me apuntó a la escuela de ballet, me echaron por romperle las zapatillas a una de mis compañeras. A los cinco asistí a clases de claqué, lo dejé porque según mi madre no era buena, entonces volví al ballet. Hasta los doce años estuve en esa asquerosa academia rodeada de niñas repelentes y cuando cumplí los trece pasé del ballet al baile contemporáneo y así hasta día de hoy.

Ahora tengo dieciocho años, he de reconocer que soy bastante buena en el baile, pero aún así, ese nunca fue mi sueño, y nunca lo sería. Yo quería ser ingeniera aeronáutica, lo había descubierto en una excursión del colegio, esa era mi verdadera vocación, entonces ¿por qué seguía bailando?

Bueno, toda la culpa es de un chico llamado Kim Jongin.

El maldito me tiene enamorada desde el primer día que entró por la puerta de la academia, no sé si fue porque su forma de bailar, cada movimiento que hacía lo convertía en un mar de sentimientos, tampoco sé si era por su dulce sonrisa llena de alegría, o si era por su forma de ser, siempre tan educado y atento con todo el mundo. Solo sé que el me gusta, me gusta mucho, es por eso que no dejo el baile, verlo cada día entrar por esa puerta es  como si me diera cien años más de vida.

- ¿T/N? ¿T/N me has escuchado?

Hablando del rey de Roma.

-Oh, lo siento, Jongin ¿qué decías? 

Bendigo a mis padres por no hacerme tímida, sino jamás hubiera podido establecer una relación cordial con el amor de mi vida, porque sí, Jongin y yo nos llevábamos muy bien, no nos podíamos considerar amigos, pero sí algo muy parecido. 

-El profesor ha pedido que nos juntemos por parejas para el baile de hoy, ¿quieres ser la mía?

Siempre con esa sonrisa tan bonita en la cara, Jongin me haces mal.

-Claro.- le contesté amablemente con una sonrisa en la cara. 

Fuimos con el resto que ya estaba agrupado por parejas y esperamos a que el profesor nos enseñara la coreografía, él también había traído a una mujer para que le ayudara a mostrarnos el baile. Chica con suerte el profesor era mi segundo amor, aunque a él lo veía mucho más imposible que a Jongin.

Casi se me cae la boca al suelo cuando la coreografía termina con un beso de la pareja, al parecer todo el mundo estaba igual de sorprendido. ¡ALERTA! ¡ALERTA!

No podía hacer ese baile, aparte de que era con Jongin, y eso implicaba besarlo, -¡besar al chico que me gusta!- , yo nunca me había besado con nadie. Si es cierto que el beso era solo un roce de labios, pero lo suficiente para que yo acabe desmayada en el suelo.

**

Toda el ensayo había ido muy bien, Jongin me hacía sentir muy cómoda bailando, pero a medida que llegaba el final me ponía más y más nerviosa, en cambio mi compañero parecía muy tranquilo, seguro que ya lo había hecho muchas veces.

En cuanto el final llegó y sentí que Jongin se acercaba para hacer lo que la coreografía le mandaba, me aparté dejándolo desconcertado.

-Lo siento, no me encuentro bien. -le dije mientras las demás parejas hacían lo correcto.

Jongin ahora había fruncido el ceño, él se tomaba muy enserio el baile al igual que los ensayos, seguro que mi comportamiento no le había gustado. No sabía que hacer, asique mi única opción era salir corriendo de allí hacia el baño.

Me había comportado  como una estúpida, tenía la oportunidad perfecta y la desaproveché, y para colmo ahora Jongin estaría molesto conmigo. Una vez en el baño cerré la puerta con pestillo y corrí al lavabo para echarme agua en la cara. 

Se escucharon unos golpes en la puerta, pero los ignoré, podía esperar fuera quién fuese. Volvieron a tocar la puerta y suspiré.

-Está ocupado. - dije lo suficientemente alto para que se me escuchara al otro lado.

-¿T/N estás ahí? 

¿Ese era Jongin?

-T/N ¿puedes abrir la puerta, por favor? Me gustaría hablar contigo.

Tragué saliva, sonaba muy serio, nunca había escuchado hablar a Jongin en ese tono.

Conté hasta tres y después respiré hondo antes de abrir. Lo primero que vi fue la cara de Jongin a tres centímetros de la mía, mirándome fijamente. Como él no hablaba decidí que lo más conveniente sería disculparme con él, así que me dispuse a ello, pero para mi sorpresa me interrumpió antes de articular palabra alguna. 

-¿No te gusto?

¿Qué? ¿Qué mosca le había picado?

-¿Qué quieres decir, Jongin?

-¿Tan feo soy? ¿Acaso no te gusta mi personalidad? ¿Tengo algo para no gustarte? ¿Para que no seas capaz de darme un pequeño beso para un baile? ¡Mierda, T/N! ¿Qué debo hacer para gustarte? Dime ¿qué? -parecía entre alterado y triste.

Yo por el contrario me había quedado sin palabras, ¿yo le gustaba a Jongin? ¿Por qué me estaba diciendo todo aquello? Al ver que yo no contestaba él siguió hablando.

-Pensaba que esta sería mi oportunidad para besarte y decirte lo mucho que me gustas.-Mi cara se llenó de sorpresa.- Sí, T/N, me gustas mucho, desde la primera vez que llegué aquí y tú estabas bailando me gustaste, desde la primera vez que cruzamos miradas a través del espejo de la clase de baile. 

-Jongin yo...-me había quedado sin palabras.

Jongin me estaba confesando que le gustaba, el chico del que estaba enamorada estaba por mí. Creía que estas cosas solo pasaban en las películas cutres de Disney Channel, pero no, me estaba pasando a mí.

-¿Ni siquiera te perezco atractivo?

-¡Claro que sí!-me apresuré a decir.- Eres la persona más atractiva que he visto en mi vida. Joder Jongin, también me gustas mucho, siempre me has gustado.-la cara de Jongin se iluminó y sentí mi corazón derretirse.- He salido corriendo no porque no quisiera besarte, sino porque me ha entrado mucho miedo, además...-bajé un poco la mirada.- sería mi primer beso, y la verdad aunque fuese contigo, no era así como me lo imaginaba.

Pude notar como Jongin sonrió y de un momento a otro me encontré entre sus brazos. Esbocé una amplia sonrisa, así mismo era como me imaginaba nuestro abrazo: reconfortante, cálido y sintiéndome como en el mismo cielo.

Jongin agarró mi mano y me llevó hasta el jardín que tenía la academia, donde solíamos venir a relajarnos después de ensayar duro. Ahora estaba vacío.

-Podemos arreglar lo de tu primer beso.

Antes de poder darme cuenta, Jongin ya me había abrazado por la cintura con unos de sus brazos y me había pegado a él, mientras que la otra mano la posó sutilmente en mi mejilla y poco a poco fue acercándome a él hasta que nuestros labios se juntaron formando un profundo y lento beso.  

«Imagina con EXO»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora