Nos separamos, vi los ojos de Liam. La pupila dilatada, mi amado esposo estaba excitado, baje mi mano hacía su pene ya erecto y sonreí satisfecho al escuchar el jadeo que escapó de sus labios.
Él no dudó ni un segundo y atacó mi cuello con besos húmedos y desesperados. Lo deseaba tanto como yo y eso me volvía loco.
A veces con los chicos se nos complicaba un poco el hecho de encontrar un momento de intimidad, pero cuando lo conseguíamos, no cabía duda de que sabíamos como disfrutarlo.
Liam nos hizo girar en la cama dejándome arriba y enseguida se deshizo de mi remera. Me abalancé sobre él para unirnos en un beso desesperado mientras mis manos tomaban vida propia y se dedicaban a desabrochar su pantalón. Lo extrañaba tanto, lo necesitaba, mi cuerpo lo necesitaba. Levanté su remera lo suficiente para poder atacar uno de sus pequeños y rosados pezones con mi boca, arrancando un gruñido ronco de sus labios. Cuando estuvo lo suficientemente erecto para mi satisfacción, terminé de deshacerme de su remera para enfocar mi atención en el otro. No pasó mucho tiempo hasta que sentí como las manos de mi castaño se instalaban en mi trasero.
Di una última lamida a su pezón y comencé con un lento y tortuoso camino de besos por aquella línea que dividía su perfecto abdomen en dos. Esta bien, lo admito, amaba completamente el hecho de torturarlo hasta el punto de verlo desesperarse.
Pero todo tenía una muy buena explicación, y es que...Cada vez que lograba llevarlo hasta el límite, lo cual sucedía prácticamente todas las veces que conseguíamos encontrar un momento de intimidad. Liam se volvía loco, completamente loco. Y me sentía sumamente satisfecho cuando gracias a eso, me follaba tan salvajemente que yo terminaba afónico durante un día entero, o incluso dos.
Un fuerte jadeo escapó de sus labios en el momento preciso en que mi boca hizo contacto con la tela de su bóxer, para luego empapar aquella zona hasta lograr hacer más visible la erección que se encontraba debajo.
- Lo necesito...por favor, bebé - Apenas sus súplicas llegaron a mis oídos y ya me encontraba deshaciéndome torpemente de sus pantalones, llevándome conmigo los boxers.
¿Para qué negarlo? Amaba desesperar a Liam, pero cuando lo escuchaba suplicarme de esa forma...Algo en mi cabeza dejaba de funcionar correctamente y simplemente hacía lo que fuera que él me pidiera, lo que fuera. Rodeé su miembro con la mano y levanté la vista. Nuestras miradas hicieron contacto y fue justo en ese momento en que saqué la lengua y la deslicé lentamente por la hendidura que dividía la cabeza de su polla. Sentí ese sabor tan conocido en mi lengua y saboreé su pre-semen con sumo placer sin dejar de mirarlo ni un segundo.
- ¡Joder! No me hagas esto Zayn...- Sonreí travieso y sin hacerlo esperar ni un segundo más, introduje todo lo que me fue posible de su pene en la boca. El gemido ahogado que provocó aquella acción se dirigió directamente a mi entrepierna, poniéndome incluso más duro de lo que ya estaba. Comencé con un ritmo constante y lento, arriba y abajo. Liam dejó caer la cabeza contra el colchón y entreabrió los labios, dejando salir reiterados jadeos que eran la gloria para mis oídos. Centré la atención de mi lengua en la punta mientras estimulaba la base de su miembro con la mano.
Sentía mi propia polla pegada a mi abdomen, tan dura como una piedra y chorreando pre-semen por el grado de excitación que tenía.
Sonreí victorioso cuando oí un gruñido casi animal provenir de los labios de mi esposo. Decidido llevé mi otra mano a sus testículos y los acaricié lentamente, primero uno, luego el otro y de vuelta al primero. Marqué un lento camino con mi lengua delineando la vena que sobresalía por su pene y luego de conseguir un gemido ronco comencé a succionar la cabeza de su polla como si de eso dependiera mi vida. Si, estaba ansioso por sentir aquel líquido espeso recorrer a voluntad mi garganta y sabía que no faltaba mucho para que aquello sucediera. Pero jamás ocurrió. De un momento a otro pude sentir como la polla de Liam de deslizaba fuera de mi boca y lo siguiente de lo que fui consciente fue de la presión que ejerció su cuerpo cuando se acostó sobre mí, logrando que mi abdomen y mi dolorido pene chocaran sin ninguna delicadeza contra el colchón situado debajo mío.
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MANIAC.
Фанфик"Nunca te dejaré ir. Eres mío." [Nombre anterior: Esposo Sobreprotector]