Capítulo 3

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4 de Marzo
[ 20:30 PM ]

Donde cabía uno, cabían dos. Oh, bueno, asi pensaba Beomgyu cuando recibió aquel mensaje anónimo a su teléfono.

"¿Te van los tríos?"

Quizás en otras circunstancias se habría negado, pero el dinero que ofrecían era el doble de lo que estaba acostumbrado. Asi que, por una noche, no le pasaría nada por probar algo nuevo ¿no?

No es como si tuviera más opciones, su cuenta bancaria ya casi llegaba a cero y los acreedores de su padre exigían pronto el pago de la deuda.

Hace dos meses, la empresa textil de su padre se fundió. A causa de ello entraron en quiebra ambos. Y como todo buen progenitor, huyó, dejando las deudas en manos de su único hijo.

La cantidad que necesitaba sobrepasaba cualquier ahorro que hubiera tenido. Incluso cuando intentó buscar algún empleo de medio tiempo, fue rechazado.

Tal vez porque anteriormente lo despidieron por acumular tardanzas. No era su culpa, pasaba todo el día en la universidad y cuando podía darse el lujo de una siestita, se pasaba del tiempo estimado. Causando así que su jefe lo echara.

Cuando ya no supo que más hacer, le llego el rumor de que una estudiante, de un curso mayor al suyo, trabajaba como "dama de compañía". Él en su inocencia no había entendido al principio. Hasta que uno de sus compañeros se lo aclaró.

Para él fue algo shockeante pero a la vez lo vio como una luz al final de túnel. Quizás no era tan mala idea.

Él ya no era virgen después de todo.

Ese trabajo no requería horarios ni normas que cumplir, podía hacerlo cuando quisiera y según escuchó, la paga no era nada mala y casi nunca el cliente se negaba.

Ganar dinero por disfrutar de su propia vida sexual y de paso calmar el estrés que traía encima al ser un estudiante universitario fue lo mejor que se le pudo haber ocurrido.

Y no tardó nada en intentarlo.

Su atractivo le jugó a favor, y en la primera noche recaudó casi el triple de lo que ganaba en su trabajo anterior como mesero.

Posiblemente su vida se solucionaría. Tenía la esperanza de recuperar su tranquila vida una vez que haya terminado de pagar todas las deudas.

Quizás fue algo exgerado invertir casi todas las ganancias en pagarle a los acreedores pero él quería librarse de ellos lo antes posible.

Si las cosas marchaban bien, ésta sería su última noche haciendo aquello.

Gran error.

Llegó puntual al lugar que habían acordado, un hotel alejado de la ciudad, llegando casi a las afueras de Seúl.

Tocó la puerta número 43 y esperó unos segundos. Un hombre lo recibió sonriendo abiertamente en cuanto lo vio.

--¿Lee SeungHyun?-- Preguntó para confirmar que no se equivocaba de cuarto. El contrario asintió.

--Soy Choi Beomgyu-- mostró una pequeña reverencia --Estoy a su disposición ésta noche-- musito tan amablemente que hasta lucía inocente, eso a su mayor le pareció agradar ya que vio perfectamente como éste mordia su labio inferior de manera coqueta.

Le dijo que su compañera no tardaría en venir y que por mientras le ofrecía el trago que quisiera.

Por lo general Beomgyu no tomaba ya que luego eso le podía afectar al momento de tener que hacer muchos movimientos o posiciones.

Pero el contrario insistió ya teniéndole listo la copa con la bebida.

Aceptar ese trago fue su segundo error.

En un principio le pareció amargo y luego asqueroso. Pero pudo disimular sus expresiones faciales bastante bien para no preocupar al mayor.

Cuando éste se acercó poco a poco sentándose a su lado, no dudo en corresponderle y acurrucarse en él. Porque sí, a Beomgyu le encantaba que lo mimaran.

El azabeche sin negarse comenzó acariciando suavemente la cabeza del castaño para tranquilizarlo y que entrara en confianza, besó aquella área y pudo escuchar como respuesta un tierno ronroneo.

Los toqueteos y caricias siguieron durante varios minutos, Beomgyu se dejaba guiar por las manos expertas del azabache sintiéndose ligeramente mariado. Supuso que era porque tenía calor y ya quería quitarse algo de la ropa.

Seguir, no haberse dado cuenta del peligro, fue su último error.

De un momento a otro se sintió cansado, atontado y cayó dormido sobre el regazo del mayor mientras éste aún sonreía jugando con algunos de los mechones del castaño.

--Hoy no fue tu día de suerte, lindo-- susurró socarronamente el azabache antes de tomar otro trago de wisky.




























《Yo... ¿cómo morí?》

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Cat & Dog [ TXT ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora