Capítulo 3

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Si quería un viaje lo ganaba, si quería un vehículo del año, también lo obtenía, incluso juegos de lotería salía como ganadora.

Aparentemente tenía todo para ser feliz... todo, excepto eso de lo que  tanto hablaba la gente... Amor.

Ese sentimiento desconocido para mi, ya que ni por mis padres lo sentía. Ellos solo eran personas que me servían para mi protección cuando niña, pero al crecer me fui alejando cada vez más, sin ningún tipo de apego emocional.

Mi vida era bastante cómoda, y como dicen "no se extraña ni se desea lo que no se conoce" por eso para mi no era importante ni necesario ese sentimiento llamado amor. Hasta el momento en que conocí a Esteban.

Cuando lo vi por primera vez algo en mi cambió, me sentía boba cuando me hablaba, algo en él era diferente a todos hombres que había conocido, pero no podía explicar a que se debía, solo sé que cuando me miraba algo en mi se derretía.

Yo hacía de todo por llamar su atención, lo cual no me resultaba difícil con otros hombres, había aprendido a utilizarlos y a manipularlos a mi antojo, pero con el nada me resultaba.

Lo observaba a diario, en cada una de sus acciones, note bondad y una bella luz a su alrededor, me causaba curiosidad, me preguntaba
-porque ayudaba a tanta gente que no se lo merecía?
-Que ganaba a cambió? si en muchas ocasiones ni siquiera se lo agradecían

Comence a admirarlo y a la vez me sentía frustrada, por primera vez no conseguía lo que quería y tampoco quería vengarme de él por su indiferencia. Jamás le hubiese hecho daño.

Mi demonio de la guardaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora