La fórmula del amor.

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El mundo de las carreras es sobre todo masculino, y no solo eso, también es coto exclusivo de los alfas, toda esa adrenalina, la tensión y rivalidad, la agresividad, todos los pilotos son alfas, adorados y deseados, fuertes y famosos...todos menos uno. Y es que el piloto más joven, la promesa del equipo de Rusia con sus dieciocho recién cumplidos, el conocido como "el trigre ruso", Yuri Plisetsky, es un omega, aunque lo esconde como un gran secreto. Después de un arduo trabajo para poder llegar a donde está, cualquier mínimo error lo pondría en el punto de mira, así que se ve obligado a tomar medicamentos y supresores hormonales y se guarda mucho de tener contacto con el resto de sus compañeros, por lo que se ha ganado la fama de ser bastante solitario y uraño...hasta ahora.
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Barcelona, Gran Premio de Cataluña.
Al final de la temporada, el circo de la Formula 1 recala en Barcelona, donde los pilotos se juegan unos puntos muy importantes, ya que es un circuito duro y hay bastante competencia. Es una cuidad cosmopolita, así que entre los entrenamientos y las pruebas de motores, los pilotos aprovechan para hacer turismo visitando los monumentos más significativos.

Esa tarde Yuri va a salir del hotel para dar un paseo, ha visto en la recepción a otros pilotos, sobre todo a Jean Jacques Leroy, claro que él no pasa desapercibido, luciéndose con su novia de turno, Bella la famosa modelo. Ambos posan para los paparazzis, con su sonrisa y sus gestos típicos de las dos "J" que hace con los dedos. Yuri hace un sonido de disgusto y se coloca la capucha de su sudadera de animal print tapando su pelo rubio, para intentar escapar de las fans que gritan en la puerta de su hotel.

Se cruza un segundo con otro piloto, uno moreno que parece un poco seco y que se llama Otabek, el héroe del equipo de Kazajistán. Lo saluda con un gesto de su cabeza y Yuri le responde igual, y se escabulle hacia la calle por una puerta trasera.

Un suspiro de alivio deja sus labios, mientras camina sin prestar atención echando un vistazo a sus redes sociales. Pero su intento de escape ha sido en vano, escucha un chillido agudo y de repente una rubia corre en su dirección. Otras chicas también la siguen, llevando carteles con su foto y camisetas con el lema "Yuri's Angels". Yuri corre en dirección contraria y se mete en un callejón del hotel, mira un segundo hacia atrás, pero las niñas no se cansan, y al volver la vista al frente, ve que el callejón está bloqueado con una gran motocicleta. El conductor se levanta la visera del casco y le habla.

- Ven si quieres vivir.

- ¿Por qué las chicas están locas? - dice Yuri mientras se monta de un salto en la moto.

No se plantea que va a huir con un desconocido para evitar a las fans histéricas, aunque luego se fija que conoce esos ojos serios y avellanados.

- Eres el kazajo.

- Si, Otabek, encantado.

- Soy Yuri.

- Lo sé.

La moto arranca con un sonido estridente mientras las chicas los miran con pucheros infantiles y les gritan en la distancia. Durante unos minutos solo el sonido del motor se escucha entre ellos mientras se pierden por las calles de Barcelona.

Yuri se abraza al moreno, notando como el olor a cuero de su chaqueta lo envuelve y debajo, más sutil, el aroma a alfa, intenso y varonil que lo deja un poco descolocado. Se pasean por las Ramblas ahora a un ritmo más lento, admirando los puestos de flores y parando para hacer un par de fotos del monumento a Colon, que señala hacia el mar con su dedo extendido.

- Será mejor que no subas esas fotos o la niñas te encontrarán - le dice Otabek mirando como el rubio manipula su móvil.

- Se la mando a mi abuelo, siempre le envío fotos de los sitios en los que corremos.

La fórmula del amor (OtaYuri Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora