Chapter 8

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Disclaimer: Los personajes de Harry Potter no me pertenecen, son propiedad de J.K. Rowling. La historia tampoco me pertenece, esta pertenece a galfoy  y esta historia fue beteada por AliciaBlackM.

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Narcissa lo esperaba, Draco entró en la habitación en silencio, asintió con la cabeza.

—Esto es tuyo —dijo, deslizando el frasco en su mano—. ¿Podemos ir?

Con una expresión de perplejidad, Narcissa apretando el frasco en su mano, eventualmente miro hacia arriba para encontrarse con sus ojos—. ¿La señorita Granger estuvo aquí? Esperaba fuera ella la que me diese le frasco.

—Supongo que cambió los planes —expresó Draco encogiéndose de hombros bruscamente, mirando a todos lados menos a su madre—. Podemos seguir con esto, ¿por favor?

Dioses, eso iba a ser incómodo. Draco ya estaba luchando contra el color que amenazaba con arrastrarse por sus mejillas. Sabía que lo resolvería en un instante; su madre era demasiado inteligente para su propio bien, y él era pésimo para mentirle. Además, ya había descubierto que le gustaba Hermione; le había tomado solo un minuto ver a través de él.

Su única defensa posible era decir lo menos humanamente posible. El hecho de que pudiera adivinar qué sucedía, no significaba que realmente tuviera que ofrecerle información voluntariamente.

Narcissa le dirigió una larga mirada llena de complicidad, que él evitó mirando al techo.

—Ciertamente —dijo ella, llevándolo lejos de su habitación, hacia el ala este de la mansión. Caminaron en silencio durante varios minutos.

—Tus labios están un poco rojos —indicó, coloquialmente—. ¿Estás deshidratado?

—Oh, Dios mío —susurró Draco.

—Solo estoy preguntando. Ella es una joven y brillante mujer, y me complacería escuchar...

—Me alegra que lo apruebes, de verdad, pero realmente no quiero hablar de eso.

—No veo por qué no. —Hizo un leve mohín con su boca, y Draco puso los ojos en blanco. Tanto por no cotillearle nada.

—Madre, esta es, literalmente, la misión más peligrosa a la que me han asignado —dijo, tratando de mantener la voz baja. Incluso si la mansión estuviera vacía, no quería arriesgarse a ser escuchado discutiendo sobre traición. Los retratos, especialmente, podrían arruinarlo—. Me gustaría centrarme en terminar de una vez.

—Ah, ¿estás preocupado de que no puedas sobrevivir? —preguntó, guiándolo por una esquina, sin disminuir el ritmo.

—Naturalmente, ¿no es así? —Aceleró su ritmo para mantenerse al día.

—No particularmente. Voy a tener mi venganza. No planeo morir antes de que eso ocurra.

—Madre —frunció el ceño—, debes darte cuenta de que las batallas no siempre marchan como queremos.

—Tendré que diferir de ti en ese punto, cariño —dijo con una sonrisa.

Draco apretó los dientes. «Maravilloso». Ahora ella solo lo estaba contradiciendo. Él conocía muy bien esta rutina... ella había decidido como seria el encuentro; y no había ninguna fuerza en el planeta que la persuadiera. Draco había estado en más batallas de las que podía contar, y si había aprendido una sola cosa de sus experiencias, era que nunca había ido como estaba previsto.

Intenta decirle eso a la mujer más obstinada del mundo.

Draco hizo una pausa, momentáneamente horrorizado. No podía decidir si su madre merecía ese título, o tal vez esa era la mujer que esperaba en su habitación.

Uno de los monstruosWhere stories live. Discover now