C U A T RO

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El jueves en la mañana Busan amaneció cubierto de nieve, en la noche, mientras ambos amigos dormían plácidamente abrazados, hubo una fuerte tormenta de nieve y dejo cubierto completamente el pueblo montañés.

Jimin había despertado como siempre temprano, gracias a la alarma de su celular, que estaba sobre la mesita de noche junto a cama, y se estiró entre las sabanas con pereza, restregando sus ojos con sus dedos para quitar así las lagañas.

Recordó inmediatamente la visita nocturna que recibió anoche de parte de Jungkook y se sentó en la cama con rapidez cuando no lo encontró a su lado, se bajo de cama estremeciendose al sentir lo helado que estaba el piso, caminó entonces hasta la puerta de la habitación y siguió su camino por pasillo de la segunda planta de la casa hacia las escaleras, donde mientras bajaba los escalones podía oír a alguien tarareando una canción y cocinando lo que debían ser huevos fritos.

Jungkook estaba frente a la cocina sosteniendo la sartén con una mano y con la otra movía el huevo para que no se pegara al metal, cantaba en voz baja, movía ligeramente sus caderas de derecha a izquierda, sonreía y golpeaba el piso con la punta de su pie. Jimin sintió que jamas había visto a Jungkook tan feliz y apuesto, porque sí, ahora mismo su amigo le parecía el chico más lindo que jamas haya visto en su vida.

—Hola —habló. El castaño más alto giró su rostro y le saludo moviendo la espátula de un lado a otro.

—Hey, Jimin —apagó el fuego y sirvió el huevo en un plato que ya tenia dos panes medio tostados—. Por favor, amigo, es tu casa —rió.

Jimin asintió sobando un poco su estómago, el cual pedía a gruñidos un poco de comida.

Se sentaron frente a frente y Jimin fue el primer en dar un gran bocado a su pan, sonriendo al oír el crujido que producía el pedazo que estaba arrancando con sus dientes.

—Suspendieron las clases por la tormenta de nieve —informó Jungkook, recordando lo que la madre de Park había dicho antes de salir—. Y se cortó la luz hace unos minutos —suspiró, mirando con lástima su pan a medio tostar.

—¿Tu familia estará bien? —preocupado recordó las precarias condiciones en las que Jungkook vivía con su familia, una casa a medio acabar, sin lo necesario para pasar el frío que estaba haciendo a esa hora.

—Nos las arreglaremos —sonrió.

Jimin asintió dejando el tema por terminado, no quería incomodar a Jungkook con preguntas innecesarias de cosas que a él no le incumbían para nada.

—¡Oh! —dijo de pronto Jimin, dejando el pan sobre el plato y limpiando su boca con la palma de su mano.

Jungkook alzo sus cejas viendo como Park se levantaba de su lugar, rodeaba la mesa y se agachaba un poco para tomar entre sus manos su rostro.

—¡Buen día! —exclamó.

Plantó un beso suave en la mejilla del mayor y se enderezó nuevamente para volver a su sitio y seguir comiendo su comida, pero un jalón en su muñeca lo hizo caer hacia atrás y caer sentado en las piernas de Jungkook.

—Uno más, Minie, por favor — Jimin sintió sus mejillas enrojecer cuando creyó ver pequeños corazoncitos en las pupilas de Jungkook.

—Bu-Buenos días —esta vez tartamudeó nervioso y beso la otra mejilla con más rapidez, se levantó de un salto de los brazos de Jeon con el corazón acelerado, apoyando una de sus manos contra su mejilla con vergüenza—. Te-Te-Tengo que ir al baño

Corrió escaleras arriba, azotando la puerta del baño cuando al fin estuvo dentro, se apoyo contra la madera y tapó su boca con su mano.

—O-Oh hamburguesas —balbuceo escondiendo su rostro entre sus piernas.

Uno más 《kookmin》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora