Capítulo 4 "Desafío"

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Chloé entró al salón sin quitarse sus lentes negros, sentía todas las miradas sobre ella pero era normal, cualquiera que vista completamente de negro llama la atención, sobre todo si se trata de Chloé Bourgeois.

La rubia se dirigió a su asiento y miró por un instante el altar improvisado a su amiga, una foto con veladoras y flores.

—Las orquídeas eran sus preferidas —dijo en voz alta. No esperó respuesta de nadie y miró su silla vacía, no quería sentarse allí, no sin Sabrina.

Recordaba todos los momentos que pasó con ella tan solo en esas bancas, risas, chismes y demás anécdotas. Sintió como un nudo se formaba en su garganta.

—¿Chloé? —escuchó que la llamaban a lo lejos, no quiso voltear, estaba en un momento de debilidad y nadie podía verla así.

—Chloé mírame —sintió como la tomaban del brazo y la hacían girar. Se sorprendió al ver de quien se trataba.

—¿Qué quieres, Nathaniel? —Intentó no sonar tan brusca pero fue inevitable, su voz estaba algo ronca.

—Siéntate conmigo, así no estarás sola —pidió el pelirrojo sin dejar de mirarla sonriente. Lo observó detenidamente notando ese peculiar color de ojos, que incluso podría ser hipnótico.

Asintió con la cabeza, cuando puso un pie en los escalones sintió como la halaban de su manga. Confundida levantó la vista encontrándose con la mirada interrogante de Adrien.

Sin palabra alguna comprendió lo que quería decirle, retiró la mano de su amigo y mostró una sonrisa triste tratando de decir “Estoy bien”.

Subió las escaleras con Nathaniel siguiéndola y se sentaron juntos esperando la llegada de la profesora Bustier.

Chloé agradecía que su compañero conversara con ella en un intento de evitar que se hundiera en sus tristes pensamientos. Aún le causaba curiosidad que el artista se dirigiera a ella sin despreciarla.

—¿Puedo preguntar por qué? —murmuró Chloé mirando los garabatos que hacía en su cuaderno.

—¿Por qué qué?

—¿Por qué eres tan amable conmigo?  —dijo quitándose los lentes para verlo a los ojos—. Creo que soy quien menos se merece que la trates bien.

—Antes de entrar tu habitación siendo Demoilustrador… Escuché tu llanto, sin saber qué era lo que te hacía sufrir me di cuenta de que no eres del todo mala —respondió Nathaniel sin dejar de dibujar en su blog—. Y me intriga saber porque haces que todos crean lo contrario. ¿Protegerte a ti misma, tal vez?

—No creo que debas saberlo —contestó la rubia cruzándose de brazos.

—Igual quiero averiguarlo —El de ojos turquesas dejó su libreta en el campo de visión de Bourgeois.

Chloé se sorprendió al lo que Kurtzberg había dibujado, era un retrato de ella.

—No lo tendrás tan fácil, Nath —dijo con una sonrisa ladina.

—Acepto el desafío, Chloé.

Uptown Girl | Nathloé #GSQBAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora