Al llegar al departamento que comparten Gonzalo y Lara no me percaté de que habrían varios jugadores, entre ellos mis amigos Gio Lo Celso, Mati Kranevitter, Lautaro Martinez, y los grandes de Masche y Ángel.
—¡Ate! —me saludó contenta Lara, quien fue la primera en verme. —¡Tanto tiempo hermosa!
—Hola Lari, ¡sí! Te extrañé un montón. Tengo tantas cosas que contarte. —le respondo y la abrazo fuertemente.
—Ya vamos a tener tiempo mi vida. Pasá, pasá que están los chicos atrás. —me dice mientras su novio la saluda.
Me dirijo al patio con confianza, pasé tanto tiempo en esta casa con mis amigos que ya soy como de la familia.
—¡Negra! —me saluda cariñosamente Angelito, dios ¡hacia tanto no lo veía! Él y Masche se acercan.
—¡Petisa!
—¡Chicos! Los extrañé banda. ¿Que hacen acá? ¿Las chicas? —pregunto en referencia a sus mujeres.
—Vinimos porque tenemos la semana libre. Las chicas fueron al parque con los nenes. Ya deben estar por venir. —contesta Masche.
—Dios, faltan el Kun, el Pocho y mi primo y están todos. —río.
—La verdad sí. Habría que juntarnos. —concuerda Ángel.
—Atenea, quiero presentarte a mis compañeros de la Juve. —me dice a los gritos Gonzalo desde la otra punta de la casa. Me despido de mis amigos y voy.
Cuando llego a la cocina, me encuentro a mi amigo junto a Cuadrado y Dybala. Dios, no se de cómo no me caigo de culo de la emoción. Tengo a La Joya en frente. Tengo. A. Paulo. Dybala. Mirándome. Dios si es un sueño no me despierten ni en mil años.
—Atenea, Cuadrado, Paulo. Cuadrado, Paulo, Atenea. —presenta el Pipita y yo no atino a decir nada. Estoy muy emocionada y en shock.
—Hola Atenea. —me saluda simpático Cuadrado, le devuelvo el saludo de la misma forma, aún impresionada.
—Hola, ¿cómo estás? —esos penetrantes ojos verdes que vi tantas veces por instagram me saludan. Noto en su español ese acento cordobés que me volvió loca y no sé porqué.
—Ho...—aclaro mi garganta. —Hola.
Escucho a Gonzalo reírse por lo bajo y lo fulmino con la mirada.
—Pau... ¿sabías que Atenea es periodista? Una de las mejores. —comenta el idiota de mi amigo con una sonrisa que no es de las mejores intenciones. A estas alturas, Cuadrado ya no estaba.
—¿Ah, sí? —responde el susodicho, sonriendo. Ambos estan disfrutando la situación. Hijos de su madre. Seguramente la razón es mi notable nerviosismo.
—Sí, deportivo, social y un poco cultural. —agrego recuperando la compostura.
—Ah, toda una periodista completa. —dice interesado Paulo.
—Me apasiona mucho mi carrera. Aunque ahora estoy enfocada en el deporte.
—Que bueno. Algún día habría que hacer una entrevista juntos entonces. —propone sonriendo, sin embargo, no termino de comprender el tono de su voz.
—Sí, claro. Me encantaría—asiento, y me despido con la excusa de ayudar a Lara con la mesa.
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