One-shoots [Fargan]

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Como cada noche, me encontraba acurrucada sobre David mientras veíamos una película.
Me sentía cansada y algo estresada. El trabajo me tenía agotada.

Miré el reloj, aún eran las 21:00. Hoy no había hecho directo así que él estaba tranquilo.
Me apetecía darme un baño caliente y dejar de pensar en el trabajo por un momento.

Pero a la vez, me apetecía pasar tiempo con David. Besar cada parte de su piel y sentir como su cuerpo se funde con el mío. Mi corazón de desbocaba cada vez que pensaba en eso.

La película había terminado y yo ni siquiera me había dado cuenta. Él me miró.

-Vale- Dejó el portátil encima de la mesa de noche, la cual era bastante grande- ¿Qué te pasa?- Yo suspiré.

-Estoy estresada por el trabajo- Contesté sentándome mejor en la cama y apoyando mi espalda en el cabecero.

-Bueno, trabajas de 6 de la mañana a 9:30 de la noche, te salvas los fines de semana- Dijo obvio.

-Bueno, tu no libras ni los fines de semana así que- Sonrió ante mi comentario.

-Un trabajo no es más inútil por los días que trabajas. Necesitas un descanso de vez en cuando como todo el mundo- Me sonrió con esa maldita sonrisa que me volvía loca.

-¿Si te propongo algo te enfadarías?- Dije mientras acariciaba su mejilla.

-¿Qué quieres hacer?

-Quizá...darnos un baño. Los dos juntos- Rió levemente ante mi propuesta, yo sonereí- ¿De qué te ríes?- Le empujé levemente.

Él se levantó riendo. Dirigiéndose al baño me guiñó un ojo. Escuché la bañera llenarse y sonreí.
Fui hacia el baño y me lo encontré ya con la camiseta quitada.

Me acerqué a él y le besé dulcemente. Él recorrió con sus manos mi espalda y llegó al elástico de mis panatalones de pijama, estaba intentando bajarmelos.

-Sé desnudarme yo sola...- dije separándome un poco.

-Sí, pero yo lo hago mejor- Susurró cerca de mi cuello.

Empezó a besarlo y yo subí mi mano a su pelo despeinandolo más de lo que estaba. Entre besos llegamos a la bañera.
El agua me relajó por completo, pero aún sentía su cálida piel. Le deseaba.

Él apartó mi pelo y pasó la esponja por mi espalda desnuda, mientras que con la mano acariciaba mi brazo. Dejé que sus manos me acariciaran. Llevábamos mucho tiempo juntos y aún me estremecía su manera de tocarme.
En estos momentos estaba pensando en la gran idea que tuvimos al comparar esta bañera. Era muy grande, perfecta para que pudiéramos estar los dos en ella.

Jugué un poco con la espuma y él de broma puso un poco en mi cabeza. Ambos reímos. Me giré y nuestros ojos se encontraron.
En ese momento, empecé a acariciar su torso. Pude notar que se mordía levemente su labio, en ese momento no pude evitar dejarme llevar por mi parte no cuerda.

Me senté encima de sus piernas, lo suficiente para juntarnos otra vez más. Ambos soltamos un gemido y me lancé a sus labios.
Sus manos iban y venían por mis piernas. Con movimientos ligeros sentí aquella oleada de placer recorrerme todo el cuerpo.

Estar así con él era de los momentos que más me gustaban. Todas la noches hasta el alba llenando nuestros cuerpos de caricias, besos y placer.
Era una de las formas de demostrarnos amor.

Salimos de la bañera. Me sentía mucho más relajada. Es como si el estrés se hubiera desvanecido.

Nos preparamos para ir a dormir. Eran ya la 1 de la madrugada, se nos había hecho bastante tarde. Menos mal que mañana libro. Decidí quedarme en ropa interior, porque tampoco me apetecía ponerme otra vez el pijama.

David salió del baño en ropa interior también. Empecé a reír.

-¿Qué? Me has visto sin ellos ¿Qué más te da?- Preguntó sonriendo. Incrementé mi risa mientras me dejaba caer en la cama.

Él se subió a ella también mientras intentaba calmarme. Besó mi cuello con dulzura haciéndome estremecer.

-Buenas noches ____- Dijo separándose de mí y tapándose con la manta. La apartó de mi lado para que me pudiera acomodar bien.

La volvió a poner y me acurruqué en su pecho. Su cuerpo estaba muy caliente, parecía que estaba ardiendo.
Sus brazos rodearon mi cuerpo. Me sentía demasiado bien en este momento.

Quería que este momento nunca pasase, podría quedarme toda la vida con él.
Cada parte suya era maravillosa, su pelo despeinado, su sonrisa deslumbrante, sus labios, sus ojos, su actitud despreocupada y divertida que me hacía reír siempre y su forma seductora me hacía volverme loca con solo hablarme.

Sentí como se movía y luego sus labios presionaron los míos. Lo seguí sin pensarlo.

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