【Paraguas 2】☂ RiLen

Capítulo 1

NOTA: Para poder entender este fanfic es necesario leer la primera parte que está en mi perfil.

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Narra Rin

La lluvia caía con ganas sobre el edificio del instituto, todo el cielo estaba cubierto por gran una masa de nubarrones. Yo permanecía esperando a alguien importante.

    —Ah, Rin... —pronuncia ese alguien, acercándose a mí—. Me sabe mal que me hayas esperado. Lo siento, pero, ¿te importa si voy solo hoy? Quiero pensar.

Me toma un poco por sorpresa esa petición, pero tenía que respetarlo.

     —No, claro.

Se fue caminando bajo la lluvia, protegiéndose con su paraguas.

Era claramente notable que aquel rubio de blancuzca piel estaba preocupado por algo importante. Últimamente se había estado comportando algo diferente; estaba distraído y pensativo. Los recuerdos aún siguen enredados dentro de su ser.

     —Parecía que Len había superado lo de Maika, pero... —murmuré, observándole desde la distancia.

Solté un leve suspiro a la vez que relajaba mis hombros, cuando de pronto sentí en uno de estos la mano de mi leal compañera peliazul.

     —Lo superará. Esas cosas toman tiempo.

     —Lo sé. Lo que ocurre es que parecía estar mejorando y ahora... no.

     —Mm... —La de cabello turquesa se muestra pensativa—. Tal vez se acerque una fecha importante, como el cumpleaños de Maika o el día que se conocieron. Puede que eso le esté haciendo pensar más de lo habitual.

     —No había pensado en eso... Lo cierto es que no sé nada de Maika... Quiero hacer algo para ayudarle, pero no sé el qué...

     —¡Claro! —celebra de pronto Miku, levantando su dedo índice y tornando sus ojos en brillo especial—. Dentro de poco es el cumple de Len, ¿no?

     —Sí.

     —Podemos hacerle una fiesta, seguro que así se alegra.

     —No sé, Miku... Sabes que las fiestas no me gustan, y no creo que Len sea el tipo de persona que las disfrute tampoco.

     —¡No ese tipo de fiesta! Será una muy personal, para que se sienta acompañado. Nada de globos, ni música, ni matasuegras.

     —Ah, bueno, eso es otra cosa.

     —Pues claro, Rincita. Sé que te molestan los ruidos fuertes incluso desde antes de ser vampiresa. —Hace una pequeña pausa mientras saca su teléfono móvil—. Voy a llamar a las mellizas para avisarlas.

Estos meses junto a Len han sido muy reconfortantes. Siento que he mejorado como persona gracias a él. Él me ha ayudado mucho, y quiero hacer algo para ayudarle también. La idea de la fiesta no estaba mal, supongo...

[ . . . ]

La pistola de salida sonó y todos los que anteriormente permanecíamos en nuestros puestos salimos disparados a correr.

Estábamos en educación física y la profesora había hecho cuatro grupos para correr por la pista de atletismo. No me gusta hacer deporte, lo único que me gusta es caminar a un ritmo relajado, pero si quiero aprobar todas las asignaturas no me queda otra.

Ya había notado varias veces que podía correr mucho más rápido que cuando era humana, y sin apenas cansarme. De hecho, incluso adelanté a la última corredora porque había dado una vuelta completa. Llegué la primera a la meta y todos los alumnos quedaron impresionados. De un momento a otro, un grupo enorme de personas me rodeó y no paraban de decirme que era admirable y que estaba en muy buena forma. Si supieran la verdad...

Fui a hidratarme un poco a las fuentes de allí cerca, donde también había otras personas bebiendo. Vi que el rubio pasó por detrás de mí, seguido de una legión de fans que le pedían fotos y autógrafos.

Hacía ya varios meses que Len había llegado al instituto, pero su popularidad no caía. Era algo que le molestaba, pues como vampiro no quería llamar la atención, pero no podía hacer mucho para remediarlo, ya que era extremadamente atractivo, tenía una voz preciosa, mirada enigmática y era bueno en casi todas las asignaturas.

Cuando por fin se encontraba solo, me acerqué a él.

     —Len, pronto es tu cumpleaños, ¿no?

     —Sí, el domingo.

     —Verás, me preguntaba si quieres tener una fiesta conmigo y con las chicas. Ya sabes, Miku, IA y ONE.

     —Pero a ti no te gustan, ¿no?

     —Bueno, más que una fiesta es una reunión. Comeremos algo y hablaremos, solo eso.

     —Mm... está bien. —Hizo una pausa—. Por cierto, Rin.

     —¿Sí?

     —No deberías hacer tanto esfuerzo.

     —¿Esfuerzo? —pregunté confundida, pues no sabía qué esfuerzo había hecho.

     —Me refiero a lo que pasó en la pista de atletismo. —Miró a su alrededor, cuidando de que no hubiera gente cercana a nosotros, y se acercó a mi oreja—. Es verdad que los vampiros podemos correr más rápido, pero recuerda que llevamos casi una semana sin tomar sangre. Deberíamos hacer el menor esfuerzo posible.

     —Tienes razón. Y... sobre eso... quería decirte algo, pero tiene que ser en privado. A la salida de clases te lo diré.

     —¿Y me vas a dejar con la duda?

     —Sí —respondí burlona.

El timbre de la última clase sonó, dando a entender que los alumnos podían regresar a sus casas. Nos despedimos de Miku y agarré a mi casi idéntico de la mano para llevarlo a un sitio más alejado del bullicio.

     —Tengo un plan para conseguir sangre.

     —¿De verdad? —Abrió los ojos como platos—. Yo he intentado pensar en algo, pero todo me resulta demasiado inmoral...

     —Escucha atentamente. Primero debemos esperar a que no haya gente, o sea que partiremos de madrugada. Nos colaremos en el hospital que está cerca del parque de mi casa y nos dirigiremos a la sala donde tienen los botes de sangre de los donantes.

     —¿Cómo sabes que hay una sala así?

     —No lo sé, simplemente lo imagino.

     —Como sea, me parece algo imposible.

     —No se me ocurre otra forma de conseguirla, a no ser que quieras ir mordiendo a gente por ahí.

     —¡Claro que no!

     —A las dos de la madrugada quedamos en la parte de atrás del hospital, ¿de acuerdo?

     —Pero, sabes que dentro siempre hay gente, ¿no? Da igual ir de noche o de día.

     —De noche siempre se llevan a cabo los planes secretos. ¿Estás conmigo o no?

     —Supongo que sí... —No sonaba muy convencido, pero a él tampoco se le ocurría nada más.