Capítulo 15

105 8 0
                                    

-¡Hoolaa! -saluda la peliazul después de abrir la puerta, alzando la palma de su mano con ímpetu.

Tras ella venían las mellizas IA y ONE, quienes, al contrario que Miku, se veían totalmente agotadas.

Las tres chicas nos ven sentados en los sillones que había justo al lado de la televisión del hotel y sus frentes se vuelven moradas.

-¡Rin, Len! -exclama la pelimarina algo asustada, acercándose a nosotros rápidamente-. ¿¡Habéis enfermado!?

-¿Por qué dices eso? Estamos perfectamente -contesto yo, apoyando mi rostro en la palma de mi mano y esbozando una amplia sonrisa que recorre todo mi rostro.

-Os veis... raros -responde la peliazul-. Parecéis... sedados. Nunca soléis sonreír tanto. Bueno, al menos Rin no.

-Vamos, chicas, no nos pasa nada -responde mi pareja, quien también tiene tatuada en su cara una enorme sonrisa y párpados caídos.

-Yo no los veo tan mal -se suma la pelirrosa-. Es decir, parecen felices. Mucho. Eso no es malo, ¿no?

-Yo creo que han... -murmura ONE.

-¿Que han qué? -le pregunta su hermana con completa inocencia.

El fuerte pitido de un coche proveniente de la calle opaca la palabra que ONE pronunció, mas todos la oímos bien en aquella habitación. Mientras por una parte IA se sonroja, Miku tiene un sangrado nasal que casi estalla en la cara de las mellizas.

-Así que ya habéis llegado, chicas -anuncia la madre de Maika, quien acaba de pisar la habitación junto con su pareja.

-Sí, nos lo hemos pasado muy bien -expresa la peli-naranja mostrando normalidad.

-¿Y qué tal vosotros? -cuestiona la de cabellos rosas.

-Fuimos a dar un paseo, pero no encontramos ningún sitio para comer que nos gustara, así que volvimos enseguida -explica la mujer.

Espera... ¿eso quiere decir que han estado en la habitación de al lado todo el tiempo, mientras Len y yo...?

-Aún es temprano, ¿por qué no vamos a la piscina? -interroga de pronto la de dos coletas largas.

Es verdad, había olvidado que escogimos este hotel justamente por la piscina.

De este modo, todos nos pusimos los bañadores y subimos hasta el último piso. Los padres de la peliblanca optaron por descansar en unas hamacas que estaban cerca de allí. Por el contrario, nosotros nos zambullimos en el agua para refrescarnos.

-Por cierto... -suelta la peli-anaranjado, haciendo que todos nos mantuvieramos atentos a ella-. He notado desde hace un tiempo que vosotros dos no tenéis reflejo.

Len y yo nos quedamos congelados a pesar de que la temperatura sobrepasaba los 25 °C. La cara de Miku también era un cuadro. No sabíamos qué decir, lo soltó tan de repente... ¿De verdad nos había descubierto?

-¿Ah, sí? -pregunta la mayor de las hermanas, IA-. No me había dado cuenta, ¿es algún truco de magia?

-Eres muy ingenua, IA -le regaña su hermana-. Está claro lo que son. Confesadlo, sois vampiros.

Nuestras frentes no paraban de sudar, no sabíamos si decir la verdad o no. Aunque, ¿qué otra cosa podíamos decir? ONE es una persona observadora, no podíamos inventarnos ninguna excusa.

Len y yo nos miramos seriamente y cerramos aún más el círculo. Por suerte, no había nadie más demasiado cerca.

-Está bien -pronuncio-. Pero no se lo podéis decir a nadie. Nuestras vidas corren peligro.

-¿Estás de broma? Todo el mundo sabe que los vampiros no existen. Son solo personajes que aparecen en los libros y las películas -dice IA.

Aprovechamos entonces para contarle a las mellizas cómo me convertí en vampira y los hechos más importantes, incluido todo el tema de Maika y Mayu. Ambas escucharon atentas y estupefactas nuestras palabras, haciendo uso de la pregunta "¿en serio?" decenas de veces. No podían creer que habían pasado tantas cosas durante estos meses y ellas no se habían enterado de nada. ONE se lo tomó un poco mal, pero al final entendió que no les dijimos nada para protegernos a nosotros mismos. Eso sí, dejó en claro que a partir de ahora quería estar más informada.

Llegó la mañana siguiente, cuando tuvimos que cargar con las maletas para volar de nuevo a Kyoto. Fueron dos días muy buenos en la ciudad natal de Len; me gustaría volver a visitarla alguna otra vez.

Llegamos a Kyoto por la tarde. Me quedé todo el día en mi casa, viendo películas con mi hermana y ayudándola a hacer sus deliciosos dulces. Dice que pronto va a intentar abrir una pastelería.

Al caer la noche subí a mi cuarto y me puse cómoda en la cama. Mai se acomodó a mi lado mientras ronroneaba, pidiendo caricias de mi parte. Me había echado de menos, y yo a ella también. Por suerte, mi hermana la cuidó bien.

Mi vista viajó por el techo varios segundos hasta llegar a mi escritorio, donde yacía aquella foto de cuando Maika, Len y yo éramos pequeños. Decidí ponerla en un marco que antes tenía vacío sobre la mesita de noche. Volví a tumbarme en la cama, esta vez de lado, sin dejar de observar con una leve sonrisa la foto de nuestra infancia. Cuando quise darme cuenta, ya me había quedado dormida.

【Paraguas 2】☂ RiLenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora