Nos hemos vuelto la compañía del otro.
Los primeros cinco días no quise salir de casa por miedo a dejarlo solo. Pero con la llegada del lunes, y el empezar mi vida laboral. Se hizo inminente la necesidad de soltarnos de la mano, e ir al trabajo. Pero todo el día estuve pensando en si estaría bien, si se sentiría solo, si lloraría, etc. Así que a la salida, fui corriendo a casa. Lo bonito fue que al llegar vino hacia mi corriendo. Desde entonces me recibe en la puerta cada vez que llego. Había escuchado que los gatos son independientes, pero Roku Haba me recibe como si fuera un perrito.
También, cuando tiene sueño, me busca, sube a mi regazo y empieza a ronronear y a olisquearme, hasta que encuentra un lugar que le gasta y lo chupa como si fuera a salir leche. Es un bebito aún.
Otras veces sube desde mi pie hasta mis hombros y me abraza el cuello, y muerde mis orejas, o desde ahí observa si estoy cocinando o comiendo algo. Los días que estudio, sube a mi mesa y le da por dormir sobre mi cartera o mis libros. Y si me da sueño mientras estudio, viene a despertarme rascándome la cara.
Y todas las mañanas, a las 6 am en punto, o 10 minutos antes, viene a la puerta de mi cuarto a maullar pidiendo que le abra la puerta, y sube a mi cama a jugar conmigo, luego me levanto y le doy su comida. Le compré un tarro de leche en polvo especial para bebés felinos, por el que llora todas las mañanas, no acepta que le sirva solo sus galletas y su agua, también quiere su leche.
YOU ARE READING
Si yo fuera un gato
General FictionNunca tuve un gato en mis treinta años de vida. Hace tiempo mis padres me contaron que tuvieron uno cuando eran recién casados, y tres años después, cuando yo nací, el gato se fue de casa. Probablemente se sintió desplazado. Un día, inspirada por un...