Capítulo 1

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Estoy sentado sobre el borde de mi cama, intentando descifrar porque mi vida cambió tanto, hace unos meses todo parecía más fácil y no me encontraba lleno de tantos problemas. Luego de pasar un rato buscando la mejor excusa para quedarme en cama me doy cuenta que llevo más de treinta minutos y para cuando salgo de mi transe escucho a mi madre llamándome al otro lado de la puerta.
— ¡Ares! —escucho que grita aún más fuerte mientras aporrea la puerta.
— ¡mierda, ahora que quieres!— respondo intentando ser lo más amable que puedo.
— ya te dije que odio que seas grosero, por favor abre la puerta — dice mi mamá como si nada pasara.

Luego de unos minutos intentando ser lo más decente que puedo con mi madre, me dirijo a la puerta y la abro tan lento que la puta puerta suena bastante horrible, mi madre me mira y sin pedir si quiera permiso se dirige a mi cama para luego mirarme esperando que yo diga algo, tomó mis audífonos y me los pongo para que de alguna forma entienda que ahora mismo no se me antoja hablar. La escucho detrás mío al parecer escribiendo algo, no quiero mirar pero al cabo de unos minutos escucho cómo se cierra la puerta de mi habitación, me dirijo a mirar la puta cursilería que de seguro escribió y al leer por encima me quedo helado como si cada parte de mi sintiera lo que conlleva aquello que está escrito en esa simple hoja de papel.

"Te quiero hijo, últimamente no te reconozco y se que necesitas ayuda. Voy a darte esa ayuda"

Se lo que ha querido decir mierda de nuevo no, quiero poder seguir como si nada pero ahora lo sé ¡me quiere llevar al puto psicologo! Y no entiendo para que como si eso sirviera de algo, además ¿por que no me lo ha dicho? pero claramente si trato de hacerlo mientras le ignoraba por gusto, no me asusta el hecho de tener que explicarle a un tarado mis problemas porque ya lo he hecho muchas veces en verdad, lo que me asusta es el hecho de tener que tratar con más gente en caso de que mi visita no salga bien, no soy un chico el cual se le de bien ser amable siempre me la he pasado peleando, pero ahora no hay tiempo de excusas y me muevo lentamente hacia el cuarto de baño  intentando permanecer en calma olvidando que ya tenía todo planeado.
En cuanto me meto bajo la ducha, parte de la tensión desaparece de mis músculos agarrotados. Y ahí permanezco bajo el agua caliente, intentando apaciguar mi mente dejando de pensar en lo que he leído hace unos minutos, pero consigo justo lo contrario y me quedo tan absorto que cuando por fin me enjabono el cuerpo y la cabeza apenas queda agua caliente, casi olvidaba lo mucho que odio el hecho de que la puta agua caliente dure tan poco.
Mientras me envuelvo en la toalla mi cuerpo mojado, intento ignorar todo lo que posiblemente me molesta, tomó mis jeans negros favoritos con una camiseta negra y las converse que siento me quedan bien y me siento al lado de mi ventana.

Mientras sujeto mi movil para ver algo de redes para buscar mi maldito lugar seguro, puedo verla desde mi ventana y pensar lo absurdo que resulta fascinarse por alguien que seguramente no vas a lograr tener, mientras ella se destina a pasar de un lado de la calle con un caminado algo rápido, me pierdo en su cuerpo y cada curva hace que me sienta nervioso, pero no puedo permitir que alguien lo sepa; me detuve a pensar en diferentes cosas, al mismo tiempo en que quería saber porque siempre a la misma hora le veía correr como si algo le preocupara en cuanto a mí.

— ¿Todo bien? — Me pregunta Apolo parado en el borde de la puerta mientras sus ojos tratan de ubicar que me tiene tan perdido como si no se tratara de algo muy común en mí. — Apolo es mi único amigo dado que no se me da bien conocer personas, es un chico alto, su cabello es liso y muy oscuro, tiene ojos castaños y disfruta usar una pantaloneta que nada le favorece a sus piernas delgadas.
— Sí, Solo... me detengo para pensar en una excusa diferente a la chica que siempre corre y me tiene fascinado, entonces me limito a decir — ¡Nada importante! — Cuando en verdad todo lo era.
Se que no me cree, pero realmente no es algo que ahora mismo me importe, tengo que pensar en demasiadas cosas como para preocuparme por ello, por lo tanto, determino que lo mejor por ahora es evadir el tema y me determino a ver los chicos que juegan en unas canchas frente a la casa de la chica, no son muy buenos, pero al menos puedo intentar persuadir a mi querido investigador y hacerle pensar que son los chicos jugando futbol los que me tenían en las nubes.
—  ¡No son nada buenos! — Exclama como sabiendo lo que pienso — Seguramente no somos mucho mejores, pero por lo menos podemos ubicar la cancha.
— Yo si soy mejor que ellos — digo con la soberbia que siempre me acompaña. — No tengo duda que soy mucho mejor que ellos, seguramente podría jugar yo solo y les ganaría. 

Luces y SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora