Capítulo 3

60 4 1
                                    


— ¡Siempre es lo mismo! Estoy tan cansada de esto, usted no piensa cambiar — Escucho en la habitación del lado, obviamente ya sé que está pasando y desearía no hacerlo ahora mismo.

Me levanto despacio para ver el móvil y hasta ahora dos de la mañana, esta será una de esas noches largas.

— ¡No me joda! Usted es un fastidio es una amargada — ese es mi padre el cual luego de gritar a mi madre algo ebrio se dispone a liarla conmigo, por alguna razón disfruta fastidiarme.

— ¡Aresss! - escucho a mi padre — ¿Estas despierto? — creo que es la pregunta más estúpida aun estando ebrio, son las putas dos de la mañana, como cree que estoy despierto, bueno seguramente sabrá que gracias a él ahora mismo trasnocho.

Aunque intenta moverme como si de un muñeco se tratara, fuerzo completamente mis ojos para evitar parecer despierto de cualquier forma, intentando que el señor ebrio se vaya de una vez por todas a dormir y como si de un deseo de navidad en el mes de mayo se tratara, se levantó de mi cama tambaleándose de lado a lado para ir a dormir en la cama que tenemos para visitas, aunque la verdad es que mi mama dispuso de ella para cada fin de semana que mi padre llegara ebrio. Ahora mientras intento dormir escucho a mi madre intentando no hacer ruido seguramente para evitar despertarme, aunque sé que ahora mismo está llorando, no puedo hacer nada por ella; Ahora sé que estoy roto, no sé cómo consolar a mi madre ni puedo sentir demasiado por mi padre sin sentir que estoy siendo débil, quisiera llorar para correr a recibir un abrazo de mi madre, pero ella me necesita a mí, tengo que ser fuerte por ella. Ahogo mis lágrimas con mucho esfuerzo, relajo mi cuerpo para dejar a un lado la tensión que por unos instantes sentí y luego intento volver a dormir, mientras espero que mi madre se recomponga hasta volver a quedar dormido.


Al dia siguiente escucho que mi madre me llama desde el primer piso — ¡Ares! Ven a desayunar hijo, se te va a enfriar.

— ¡Ya voy! — le digo con la misma entonación, para evitar que termine llamándome una y otra vez como si por comer frio un día me llegara a pasar algo.

Me levanto de la cama muy lentamente y trato de ubicar la primera pantaloneta que tenga a la mano, luego busco algo para cubrirme mi cabello, aunque siempre al despertarme tengo todo un caos, lo peor es mi cabello, mientras voy bajando por las escaleras en mi mente pasan repetidas escenas de lo sucedido en la noche anterior y aunque deseo sacarlo de mi cabeza me resulta imposible. Nunca he entendido porque las personas aun sabiendo el daño que pueden causar se dedican a beber y peor aún, no entiendo porque algunas personas como mi madre se quedan con personas como somos mi padre y yo mismo, algo oscuras que tenemos que esforzarnos por hacer las cosas bien, personas que vamos alejando por gusto o aburrimiento a las personas que algún día nos importaron.

—¿Cómo estas Ares? — escucho decir a mi papa con su extraordinario aliento a trago, puedo decir que no es su problema como este o que no deseo hablarle, pero entre menos sepa que he escuchado sus demonios, mejor para mí.

— Bien, muy bien — se lo digo totalmente neutro y sé que no va a preguntar más, él sabe que no soy de ir hablando con mil emociones al minuto.

Ayer estaba jugando el Arsenal...— Comienza a decir para evitar cualquier silencio incómodo.

La verdad desde que comenzó a hablar deje de escucharlo, no tenía interés alguno en escucharlo hablar de futbol ni ver a mi mama fingir que todo estaba jodidamente bien, ya no soy un niño, pueden actuar normal, aunque mientras mis pensamientos se pierden en las diferentes razones por las cuales sé que no soy un niño, como si el destino quisiera dejarme las cosas completamente claras, la respuesta pasa por detrás mío y se sienta a un lado con un par de babuchas blancas, una pijama azul con un unicornio en el centro, dejando caer su cabello sobre sus hombros.

— ¡Hola ma! — dice Anna, mientras no deja de ver a mi padre intentando descifrar que le pasa, seguramente ella no escucho o se le va mejor actuando que yo, aunque para ser mi hermana creo que podría estar actuando, sé que ellos evitan los dramas por la pequeña de doce años!

— Hola mi princesa, buenos días — responden los dos como si al final de todo ella resultara siendo la razón más valiosa para no terminar acabándose entre ellos.

Yo por mi parte, aunque no suelo decir mucho, le miro y le ofrezco el puño para que sepa que todo anda bien conmigo, seguramente no soy el mejor demostrando emociones, pero si tengo claro que mi deber como hermano mayor es cuidarla, aunque a veces hasta yo mismo deseo fingir que no existe. Por otro lado, mis pensamientos en cuanto a la problemática del alcoholismo de mi padre y la extraña razón de perdonar de mi madre me son intrigantes, tengo algo en mente, ¿Me habrá pensado Emma? Porque sinceramente yo un poco.

Luego de desayunar subo de a tres escaleras para hacerlo un poco más rápido y no perder mi tiempo como Anna contando cada una, subo a mi habitación para organizar un poco, entre más rápido deje todo listo podre irme a jugar, sé que a Emma le gusta verme jugar, la he pillado en varias ocasiones viéndome e incluso algunas veces ella ha estado jugando conmigo. Mientras dejo mi cama lista tendida de borde a borde con las cobijas completamente templadas, decido que ponerme y como siempre la mejor opción para mí es un pantalón negro, unas botas negras, una camiseta negra básica con un reloj para tener la hora todo el tiempo, además he visto en videos que los hombres usamos reloj para vernos más elegantes o alguna estupidez de esas; me entro a bañar en casi cuestión de minutos para alistarme aún más rápido y salir en menos de nada.

Al pasar por un lado de mi ventana, puedo ver a Emma sentada en el suelo llorando y no puedo evitar querer saber que le sucede, como si se tratara de instinto bajo las escaleras casi que corriendo para abrir la puerta sin importarme absolutamente nada, en lo que me acerco siento un gran alivio cuando veo que sus lágrimas dejan de salir y una leve pero hermosa sonrisa se dibuja en su rostro, no pienso ni un segundo para tomar asiento al lado de ella, he olvidado por completo que hace unas horas mi familia volvia a destruise.

— ¿por que llorabas? — pregunto sin darle mucha importancia al hecho de que no nos pueden ver juntos.
Veo como habré los ojos como platos y eso me hace incomodarme un poco pero al fin responde.
— mi vida es un caos, llevo años intentando "sanar" algo que para mí no está tan mal, todos creen que decidí ser tal cual soy, como si pudiéramos elegir como ser — responde ella bastante bajo casi inaudible.
— ¡todo el mundo es una mierda¡ — lo digo tan sinceramente que veo cómo se suaviza su rostro.

Creo que ya llevamos un buen tiempo hablando y me alegra que no me pregunte el porque he bajado tan deprisa a su ayuda, ya que de seguro tendría que decirle alguna mentira. hablamos de todo, ella me contó muchas cosas de su familia y creo que mi familia es mucho mejor que la familia de ella, debido ha que jamás me olvidaron en un restaurante y aunque me cueste creerlo su familia nunca se presentó en su colegio. 

— ¡Aress! — retumba la voz de mi madre desde la casa.
—¡en un momento voy! — creo que sonó más amable de lo que suelo ser con ella.

Me levanto del suelo y ella hace lo mismo sin que yo se lo pida, nos dirigimos a mi puerta completamente despacio mirándonos tímidamente como si todo lo ocurrido hace unos minutos no hubiera pasado, cuando llegamos al marco de mi puerta puedo ver la cara de sorpresa del mi madre al vernos juntos, es como si algo le preocupara o le molestara aunque me importa una mierda, quiero saber el porque lo hace, aunque algo en mi cree saber la razon.

Luces y SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora