Capítulo 2

48 5 0
                                    

Mi despertador está programado para sonar en al menos una hora. Me pase la noche pensando en todo lo que podría pasar porque aunque ya hoy tentgo esa estupida cita con el psicologo, tengo que buscar la mejor forma de no matar ha alguien cuando intente ser amable o por lo menos fingir que puedo ser mejor persona. Hay gente que se toma todo con calma pero yo no puedo la verdad es que jamás he podido; me levanto lo más lento que puedo para ducharme y puedo asegurar que jamás una ducha se me había hecho tan corta aun cuando abuse del uso del agua, luego me visto y me pongo lo mismo que el día anterior porque la verdad no me interesa si alguien me ve o no. 

— ¡Aresssss! — grita mi madre como si fuera el fin del mundo. 
— ¡No me jodas, ya bajo mamá! — digo mientras salgo de mi habitación.

Mi madre está de pie junto a la puerta, si no tuviera los ojos hinchados de tanto llorar, creería que le emociona llevarme a la cita y pasar tiempo conmigo. cuando salimos y nos aproximamos al auto, mi estomago comienza a revolotear y me alivia pensar que mi madre estará bien sin mí. ojalá el trayecto a la clinica hubiera sido mas interesante, pero la verdad es que estaba tan nervioso que solo puse la música lo suficientemente alto como para que no hubiera conversación alguna. 

— ¡Aquí es! — dice mi madre intentando no demostrar su preocupacion.

En realidad no está tan mal, es un lugar muy grande de hecho mucho más grande que mi casa, tiene un parqueadero un campo de futbol grande, al parecer hasta parece un buen lugar para pasar el rato. Salimos del auto y nos dirigimos al edificio más grande el cual está pintado de un color café mierda, subimos unas escaleras para luego entramos a una oficina bastante organizada llena de fotos.

— Hola Ares. — me dice un señor viendome como si estuviera viendo al mismisimo diablo.           —Hola. — me limito a verle sin pensar en lo ridicula que esta escena.

Luego este señor se presenta  con mi madre contandole todo lo que hace y  la verdad es que ni le preste atención, cuando me ofreció la mano lo evite y me salí. Tenía que respirar sentía que ese cuarto cada vez se volvía más pequeño, mi madre como siempre se disculpó para luego comenzar a hablar de mi. estoy recargado sobre la pared de la oficina intentando olvidar cada pesadilla noctura. 

— Ares, por favor despidete. — escucho decir a mi madre luego de salir de la oficina del señor.    —Nos vemos — le digo mientras me intento dirigir a la salida.                                                                      — Hasta luego — me dice el tarado sonriendome como si fuera un puto niño pequeño.

Mientras salimos del hospital llega una notificacion que llega a mi movil y aunque me quisiera plantear que no me asuste al ver de quien era el mensaje, tengo que confesar que salte un poco al ver que mi lio podria volverse aun mas interesante.

—¿Me estabas buscando? — en ese mensaje puedo ver que disfruta de mi sufrimiento ahora mismo.

—No, es que estaba viendo algo de unos amigos y sin querer entre a tu perfil. — Sé que es la mentira más estúpida, pero por ahora no se me ocurre nada más.

—Claro, si eso quieres creer

—Tu eres quien me escribió, seguramente no aguantaste las ganas de poder escribirme, pero tranquila guardare tu secreto. — le digo intentando cambiar la balanza.

—¡Ya quisieras! — me lo dice y puedo imaginar su arrogancia, porque claramente ahora le he dado ventaja sobre mí.

Hasta el día de hoy nunca una chica la ha liado conmigo, ni me imagine que podrían lograr llamar toda mi atención, la verdad es que antes de ella, todo era completamente diferente, recuerdo que todas las tardes salía a jugar con mi gorra verde militar, una camiseta del Madrid de España y mis converse, podría decirse que me sentía el más guapo para ese momento, solo si tenía mi gorra, porque sabía que Emma podría llegar a gustar de mi por alguna razón que solo ella podría entender, pero cuando tenía que ir al colegio no podía usar mi gorra y tenía que estar vestido igual que todos, no sabía cómo peinarme entonces dejaba que mi madre hiciera lo que bien le pareciera con mi cabello. Por lo tanto, si vamos a hablar de autoestima no tenía alguna y siendo el más bajito del salón, era la presa más fácil.

¡Si! Era un terror ir al colegio, porque tenía que vivir experiencias detestables en las cuales tolerar era la más sencilla hasta que más tarde entendí la importancia de saber defenderse, pero como tarde tanto mi único disfrute era ser una persona diferente cerca de mis amigos externos al colegio y de la chica que me gustaba. Recuerdo un día que iba para el colegio algo tarde, la situación es que si llegaba tarde tendría problemas además de inventarme una excusa para que me dejaran pasar, iba sobre la avenida caminando y trotando en diferentes lapsos con mi uniforme ancho y mi peinado de niño de mami, cuando a lo lejos vi esa chica aunque ella estudiaba lejos por alguna razón sin explicación de Dios, íbamos para el mismo lugar y yo no podía darme el lujo de irme lento como ella porque iba jodidamente tarde, decidí que la mejor opción sería adelantarle sin que notara mi presencia, entonces tome la determinación y pase por un lado de ella sin si quiera voltearle a ver pero mi plan tuvo una falla, olvide que mi mochila iba pesada y algo dañada, luego de dar seguramente unos cuatro pasos se abrió completamente dejando caer absolutamente todo lo que tenía dentro, claramente deje que ella pasara para recoger mis cuadernos, unos lapiceros, mis onces además de la pena que pase.

Aunque nunca hablamos mucho gracias al desconocido odio que sus padres tenían por mí, siempre vivimos experiencias por la cercanía de nuestras viviendas, aunque seguramente solo nos conocíamos por encima, ella no sabía que el chico interesante, arrogante y narcisista que conocía, era el chico que sufría de acoso por sus compañeros, no sabía que era inseguro, tenía miedo y a veces quería escapar de todo, claramente ella tenía problemas en casa, pero yo no los conocía.

— Bueno creo que los dos tuvimos parte en esto, tú me buscaste y yo me tome la iniciativa de escribirte. - lo dice con tanta seguridad que yo me decido por todo o nada.

— ¡Solo digo! que siempre te he visto pasar y de vez en cuando por nuestros amigos estamos cerca pero nunca hemos hablado bien los dos, yo quiero hacerlo, pero no sé si tú quieras igual- en este momento me tiemblan las manos, gracias a Dios ella no sabe lo que estoy sintiendo porque pobre de mí si lo supiera.

— Yo no te hable porque pensé que no querías hacerlo, como eres tan serio y a veces ni juegas con nosotros, me imagine que una chica como yo no podría estar a tu altura.

Desearía decirle que obviamente ella está a mi supuesta altura, desearía que ella me concediera el grato gusto de amarla, pero me temo que no es el momento.

— No, solo no soy tan sociable como Apolo, entonces prefiero limitarme a verlos.

— ¡Ha vale! bueno, ya tengo que irme, disfrute nuestra corta charla.

Creo que debí decirle lo que pensaba, pero puede que lo mejor es tenerla lejos porque, aunque antes podía ser el chico de mami que la merecía, hoy creo que lo mejor es tenerla lejos, no quiero hacerle daño y en este momento de mi vida parece ser mi única especialidad. Luego de un rato perdido en mis pensamientos me quito la ropa para ir a dormir, la verdad es que detesto tener algo encima aparte de las cobijas entonces considere que la mejor opción era disminuir la ropa, luego de estar completamente cubierto apago la luz permitiéndome disfrutar de la oscuridad de mis noches con el silencio poco abrumador, pero no antes sin dar mi último salto al vacío.

(Enviaste tu solicitud de Amistad a Emma) creo que debía hacerlo, esta era mi oportunidad.

Luces y SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora