C1: Pequeña

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Rusia, Moscú, 1998

Lúa

Alexis se ha pasado pegado a mi barriga desde que supo que iba a ser padre, cada noche le habla a nuestra pequeña igual que con Lucca, nuestro pequeño príncipe ya tiene 4 años, parece imposible si echo la vista atrás 10 años.

Al principio del primer trimestre del embarazo, estuvo igual que cuando estuve embarazada de Lucca, se pasó tres meses diciéndome que, que podía haber fallado, ya que siempre yo he tomado las anticonceptivas y nos hemos protegido, pero puede ser que a mí un día- sin querer claro- se me olvidaran durante una semana las anticonceptivas y como resultado llegaba nuestra pequeña. En el segundo y tercer trimestre se pasó pegado a mi barriga, pero no tan intenso como fue con Lucca, por que Alexis en ese embarazo literal que se pasaba cada noche susurrándole a mi barriga que lo iba a cuidar y querer siempre, y de momento lo ha estado cumpliendo, como un buen padre. Lo que más me ha sorprendido de Alexis es que en los dos embarazos, en las primeras ecografías siempre era el quien acababa llorando a mares, me acuerdo que, la primera vez que vimos a Lucca los dos nos pusimos a llorar en cuanto lo vimos, pero es que Alexis al cabo de toda la mañana no paraba de llorar cada vez que miraba la ecografía de nuestro pequeño.

Pero nunca pensaría que me iba a enamorar de un chico el cual mi padre me pidió que siguiera porqué nos debía dinero, pero eso ya es otra historia.

Ahora 10 años después, estamos en el hospital ya que estoy a punto de conocer a nuestra pequeña. Todo es muy extraño, estoy emocionada por una parte pero triste por otra, me he pasado 9 meses cargado a esta pequeña, y se me va a hacer muy raro no tenerla dentro de mi a partir de ahora.

Después de despedirme de todos los familiares, a Alexis y a mí nos llevan a un quirófano, ya que no voy a tener un parto natural si no una cesaría, ya que tuve muchas complicaciones con Lucca, y prefiero no tenerlas con la pequeña. A Alexis se lo llevan para que se cambie y se ponga el traje de pitufo verde que le han dado, mientras tanto me colocan a mí en una camilla y segundos después me duermen, no sin antes decirle un te quiero pitufo para Alexis.

(...)

Cuando me he despertado, no he visto a nadie en la habitación, lo único que escuchaba eran muchos gritos fuera y quería saber qué pasaba, al levantarme tan asustada por lo que podía estar pasando fuera casi me arranco la vía del brazo, la cual no sabía que me habían puesto.

Cuando abro la puerta lo que me encuentro me deja un poco anonadada, me encuentro con un Alexis cogiendo del cuello al doctor que me operó y mi madre haciendo no se que a la enfermera en el pelo, pero cuando Alexis me ve salir de la habitación inmediatamente suelta al Doctor para venir conmigo y acompañarme a la habitación de nuevo.

Alexis me coge de la mano para llevarme a la habitación, y cuando le pregunto cómo está, no hay respuesta, en su cara solo veo una mueca triste y unos ojos rojos e hinchados, y eso no me da buena sensación.

Al recostarme en la cama y taparme con las sabanas, le pregunto a Alexis que está pasado, pero él parece en shock, tarda aproximadamente 5m en salir del trance en el que estaba, y me responde con un solo -no ha sobrevivido-, yo tan ingenua no se a quien se refiere, y le pregunto que de quien diablos habla, a lo que suelta -nuestra pequeña-.

Yo en ese momento ya no era persona, era una masa que no podía parar de llorar, nunca podría verla crecer, nunca podría escucharla decirme mamá, nunca podría hacer nada de lo que tenía planeado para nuestra pequeña y se que Alexis estaba igual de destrozado que yo.

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