C3: Seattle?

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Rusia, 1998

Lúa

Ha pasado una semana, solo una semana y no sé que hacer. No entiendo todavía como nuestra pequeña en la cual en la última ecografía estaba sana y fuerte, ya no se encuentre con nosotros. Y para añadir más incógnitas a la situación, cuando pedí ver el cuerpo de Lía, que es como se iba a llamar, no me dejaron verlo. Dijeron que había nacido muerta ya que se le había enrollado el cordón umbilical al rededor de su cuello, y murió por asfixia. Yo quería haber enterrado su cuerpo en el panteón de la familia Belov. 

 Allí están enterrado mi padre y gran parte de la familia. Hay gran parte de la familia que no hemos encontrado los cuerpos, pero sabemos a ciencia cierta que están muertos. 

 Ha sido una perdida muy dura para Alexis y para mí, pero el que no entiende nada es Lucca. Se pasa preguntándome la mayoría del día que dónde esta su hermanita, por que ya no está en mi barriga y por qué no la puede ver. Yo ya no sé que decirle, es un niño de cuatro años que es muy curioso y que está en la época de preguntar por todo. 

 El día que me dieron el alta estaban solo los familiares que necesitaban, estaba mi madre, Alexis con Lucca, los padres de Alexis y su mejor amigo. Nikolay ha sido de gran ayuda siempre para la familia, ha sido desde los siete años el mejor amigo de mi marido, y es tío político de Lucca.

 Cuando salimos del hospital estaban esperando en la puerta una furgoneta negra, sabia que era nuestra por que en todos nuestros coches la primera letra es la B, de Belov. No es muy común que tú puedas elegir la primera letra, ya que se supone que te toca cuando compras un coche, pero ser una Belov tiene que tener algún privilegio. 

 Después de subir a la furgoneta, sube Alexis mi lado, y Lucca se sienta en mi regazo. Mientras voy distraída en el coche, estoy enrollando los mechones de Lucca en mis dedos, voy pensando en todo lo que ha pasado, y en todo lo que nos queda por afrontar. 

No me doy cuenta hasta que Alexis me limpia una lagrima de la mejilla, que había empezado a llorar. Pero sé que tengo que ser fuerte, me merezco unas semanas para mí, para asimilarlo todo, y seguir con mi vida. 

No puedo derrumbarme ahora, tenemos una mudanza bastante grande entre manos, y Lucca no necesita dos padres ausentes, necesita que estemos ahí para él, ya que sé que va a ser un gran cambio para él. Lucca solo tiene cuatro años y no tiene unas raíces ya echadas en Rusia, por lo tanto no va a suponer muy difícil el cambio, es el idioma el que me preocupa. El que no se como se va a acostumbrar al cambio va a ser Alexis, no tiene ni una mínima idea de ingles y pretende mudarse a Seattle, no entiendo a este hombre.

 La que también me preocupa es mi madre y los padres de Alexis, ya que ellos tampoco tienen ni una pequeña base de ingles, y con su edad va a ser más duro el cambio. Pero los necesitamos, aunque Alexis y yo seamos los jefes de la Mafia Rusa aquí, y ahora en adelante en Estados Unidos, ellos ya tienen mucho recorrido en este ámbito y siempre es bueno un consejo de alguien sabio. 

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