Te llevare con tus padres

¿Es que siempre eres mi hijo? Parte 1

El pitido de un despertador me hace moverme inquieto sobre el pecho bien formado de mi compañero de cama, siento mi cintura rodeada por lo que a mi parecer son demasiados brazos para una sola persona. Un golpe apaga a mi espalda el despertador entre gruñidos quitándome algo del calor que ese cuerpo me proporcionaba. La persona a mi espalda retira los brazos a mi alrededor  saliendo de la habitación por que oigo la puerta abrirse.

-Vuelve a dormirte – me ordena la ronca voz que reconozco como Kirishima aferrándose más a mi cuerpo. Su calor me adormece de nuevo junto a ese característico olor que es tan reconocible. No tardo mucho tiempo más antes de volver a dormirme profundamente. Justo entre sueños siento como el calor de Kirishima se va de mi lado dejándome con frio por lo que me acurruco bajo el edredón más en busca del calor perdido. Siento unos labios dejar un suave beso en los míos pero apenas distingo la voz varonil de la persona que me habla entre risas acompañada de otra no tan amable. Solo distingo palabras sueltas entre sueños pero claramente hablan de mi entre ellos. Las mantas son alejadas de mi cuerpo mientras el molesto despertador vuelve a sonar y siento el frio contra mi piel erizándola. Me remuevo adormilado buscando de nuevo taparme pero solo encuentro una mano sujetándolas. Sin remedio abro los ojos viendo el reloj del despertador en ese fosforescente verde contra negro marcando las 7:45. Me giro hacia los dos hombres adultos ya vestidos que en contraste a la luz que entra por la ventana no puedo enfocar bien.

-¿Piensas levantarte en algún momento puto Pikachu?- reconocería esa voz hasta  en el mismo infierno. Esa voz que siempre tiene un insulto o amenaza para ti en cualquier momento. Logro enfocar su rostro levantándome de la cama mientras Un Kirishima de largos cabellos rojos atados en una cola de caballo me tiende unos pantalones de pijama para que me ponga , con esa sonrisa que este en la dimensión que este nunca se borra. Sus típicos dientes de tiburón ya no están y la cicatriz en su ojo tampoco. Pero otra cosa que no cambia es ese perfectamente tonificado cuerpo de su amigo que causa envidia a cualquiera solo con mirarlo.

– Levanta a Koichi para que desayune rayito- me ordena Kirishima con una sonrisa viendo como un Bakugo con el cabello más corto y una sombra de barba rodea su cintura besándole ante mí , por lo que supongo es algo normal en esa dimensión. Antes de salir por la puerta unos bazos rodean mi menudo cuerpo con facilidad besando mi clavícula estremeciéndome.- No te enfades rayito – sonríe Kirishima delante de mi atrayéndome por las mejillas antes de besarme dulcemente – Buenos días Denki – susurra en mi oído provocándome un escalofrió , cuando esto termine no poder mirar a mi amigo sin venirme todos estos besos . Mi rostro es girado hacia el otro lado recibiendo un fogoso y demandante beso del rubio que me escita en sobremanera cuando al separarse lame su labio inferior

-Delicioso D-E-N-K-I – me susurra en el oído deletreando mi nombre antes de soltarme dejándome con toda mi sangre en mis dos cabezas y las piernas temblando para que salga en busca de Koichi , para mi suerte la puesta blanca con un cartel de dinosaurios me indica que esa es la correcta ya que con letra infantil pone su nombre. Llamo a la puerta para luego entrar al cuarto infantil donde juguetes y ropa adornan el suelo. Intentando no caerme alzo la persiana divisando al niño de diez años entre mantas de Star Wards solo asomar la cabellera negra sobresalir por encima en cabellos revueltos y desordenados.

-Vamos Koichi dormilón ya es hora de levantarse- susurro mientras le destapo bajo las protestas del menor que se remueve cuando le destapo.

-No quiero, cinco minutos más- gruñe adormilado tapando su rostro con el brazo

- Bueno tendré que decirle a Bakugo  que lo haga el – suspiro triste levantándome de la esquina para salir.

-Ya me levanto pero no le digas – suplica haciéndome sonreír triunfante mirando el reloj junto a la cabecera de la cama del niño que marca las 7:50