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- ¡¿Estas casado?! –

La pregunta, más bien grito, hizo que Johnny pegara un salto en su silla cuando la laptop fue puesta de forma ruda sobre las hojas de balance en su escritorio. Alzando la vista se encontró con la mirada furiosa de Abby, su novia, que obviamente esperaba una respuesta.

- ¿De qué estás hablando? – preguntó al final confundido y algo exasperado –

- ¡Estas casado! – acuso ella nuevamente sin darle explicación y señalando a la pantalla de la laptop como si fuera una serpiente venenosa –

Johnny soltó un suspiro intentando calmar su temperamento y miro aquello que señalaba su novia en la pantalla. Confusión fue lo primero en cruzar su rostro, seguido de incredulidad y finalmente sorpresa teñida de otra extraña sensación que no pudo realmente señalar. En medio de aquel torbellino de emociones no pudo dejar de notar el hecho de que su novia que había estado hablando de matrimonio a últimas fechas se hubiera dado el tiempo de buscarlo no solo en el registro civil de Chicago.

- Oh... -

- ¿Y bien? – exigió ella –

- Estoy casado – fue su inteligente respuesta –

- Sabes que, es suficiente – dijo ella con una risa sarcástica – me marcho –

Ella se dio la media vuelta y dejo el estudio sin que Johnny se molestara en detenerla, su vista seguía fija en la pantalla de la computadora, como si al leer nuevamente fuera a cambiar lo que ahí se mostraba.

Estaba casado.

En Las Vegas, desde hacía tres años, aparentemente.

Con su mejor amigo.

Lee Taeyong.

Para su sorpresa Abby no regreso y después de unos días mando a un par de sus amigas para recoger sus cosas. Solo se sintió ligeramente culpable de sentirse aliviado por eso, su relación recientemente no estaba pasando por un buen momento, por eso el que de pronto ella hubiera empezado a hablar de matrimonio lo había puesto en una situación incomoda. Así que de cierta manera tenía que agradecer el hecho de que Abby se tomara la molestia de buscarlo en el registro civil; primero, porque eso había puesto fin a una relación ya en sus últimas, Johnny era malo diciendo adiós y alejándose de las personas, y segundo, se había enterado de su matrimonio, no la mejor situación pero al menos ahora estaba al tanto de ella.

**

Taeyong, hacía años que no estaba en contacto con su amigo y eso lo hacía sentir culpable, pero de nuevo, no le gustaban las despedidas, y el dejar Seúl para regresar a Chicago no le había resultado sencillo. La última vez que había visto a Taeyong fue cuando este había volado a Las Vegas para reunirse con él para la fiesta de despedida de soltero y boda de uno de sus primos. Y suponía que eso explicaba su situación actual.

En ese momento ninguno de los dos había estado en una buena situación emocional, laboral o familiar. Johnny luchaba con el hecho de haber regresado a Chicago para ayudar con la contabilidad en el despacho de abogados de su padre que insistía que la fotografía nunca le daría para comer y la tensión entre ellos era aún demasiada. Por otro lado Taeyong enfrentaba una situación similar, había dejado su carrera en bioquímica para ser diseñador de modas y su familia no estaba nada contenta con eso, Johnny tenía que reconocer a su amigo que este tenía más valor que él por seguir su sueño y no los deseos de sus padres.

- A veces quiero renunciar – había dicho Taeyong en esa ocasión – y hacer lo que me dicen, todo sería mas fácil –

- No lo hagas, sé que tú puedes. Lo lograras – respondió Johnny, quien creía firmemente que su amigo tendría éxito, Taeyong había nacido para ser una estrella – brindemos, por tu futuro emporio de la moda – dijo alzando su copa –

No HoneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora