Capítulo IV

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Narra Ban

Como... ¿como habíamos llegado a esto? 

Parece que el universo había conspirado en mi contra, mis chivos expiatorios —osea Diane y King— para evitar al capitán se habían esfumado a Vanya, ¡a Vanya! ¡eso tardaría más de dos días! cuando vuelvan más les valía darme una excusa valida, porque más encima no habían sido capaces de de explicármelo a la cara, cuando desperté esta mañana ya se habían ido y solo se habían dignado a dejar una misera nota, miserables.

—¡Meliodas! ¿estas aquí?

El capitán me besaba apasionadamente en los labios, con un brazo me sostenía firmemente de la cadera mientras con su mano libre acaricia sensualmente mis pechos, sus manos denotaban gran experiencia, acariciaban en los lugares precisos, haciendo que sin poder evitarlo gimiera, gemidos los cuales eran ahogados por el húmedo y lujurioso beso de mi capitán.

Yo intentaba apartarlo por todos los medios, coloque ambas manos en su pecho intentando alejarlo, mis mejillas estaban rojas a tope y no podía negar que aparentemente estaba tan o más excitada que él, lo peor ni siquiera era que solo le habían bastado unos cuantos besos o caricias para ponerme así, no, no era eso...

—¡Ban! ¿esta usted aquí? ¿hola?

¡Era que estábamos a punto de ser descubiertos por la princesa! mi desesperación aumento, los pasos de la princesa se sentían cada vez más cerca, ¡ha este paso nos descubriría! si llegaba a descubrirnos... la peor de las escenas cruzo por mi mente, esto esta mal, ¿porque él capitán hacia esto? si él capitán estaba enamorado de la princesa, a no ser que después de todo el capitán... no,  no es posible que él capitán... me vea de la forma en que yo a él.

—Mmhm~ c-capitán basta, n-no hagas e-esto, l-la princesa podría- ¡ngh! —intente hacerlo entrar en razón, pero un gemido provocado por el roce intencional del capitán entre nuestras intimidades me interrumpió, que aunque había sido por encima de nuestra ropa, había sido suficiente para que un vergonzoso gemido que por primera vez no había sido ahogado por los besos lujuriosos del capitán había salido de mis labios.

—¿Encontrarnos? —completo mi oración con cierto tono malicioso—, no pareces haber intentado hacer mucho para detenerme, Ba-an~ —la forma en que canturreo mi nombre me hizo estremecerme.

—E-eso es porque tu n-no me dejas- 

—¿Dejarte? mira, si realmente no quieres que Elizabeth nos descubra cuando estamos en lo mejor, entonces intenta hacer el menor ruido posible —dijo y me guiño un ojo comenzando a intentar quitarme la camisa, yo nuevamente intentaba detenerlo por todos los medios posibles.

—P-pero yo no quiero-

—¡Oh por favor Ban! —me interrumpió con evidente molesta, pero moderando su tono de voz para no ser descubiertos por la princesa—, se que tu quieres esto tanto como yo.

Me sobresalte por sus palabras, abrí la boca dispuesta a contradecirlo, pero en cuanto lo mire a los ojos... comencé a temblar y vacile, finalmente desvié la mirada sintiéndome incapaz de contradecirlo cuando seria una completa mentira. Este momento... era algo que llevaba deseando desde hace más de diez años, si, realmente lo deseaba, que mis labios se juntaran con los de mi rubio capitán, que él... correspondiera a mis sentimientos.

—... Pero... la princesa —susurre débilmente.

Escuche como el capitán suspiraba con molestia, se aparto de mi y se levanto de la cama dirigiéndose a la puerta, me acomode la ropa, coloque una mano en mi pecho sintiendo lo acelerado que estaba mi corazón y el calor en mi rostro era prueba de mi sonrojo, suspire con alivio y me levante, pero me sentí... decepcionada, supongo que en el fondo esperaba que no se detuviera, eso... era lo que en el fondo deseaba, pero ya había tomado mi decisión, el capitán estaba confundido y no quería que por mi culpa se arruinara su relación con la princesa.

Un Deseo Del Corazón | BanliodasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora