—Deberías conocer a Lance.
—¿Estás loca? No.
Dorcas y Selena estaban en la habitación de la segunda. La pelinegra tumbada en el suelo, la morena sentada al borde de la cama, mirando a la otra con su típica sonrisa. Habían pasado ya unos días desde la escena del bar y desde entonces Selena había estado súper pesada con Lance y con Dorcas y con los dos y con todo. De hecho, la había obligado a volver con ella al bar prácticamente todas las tardes para que ellos dos pudieran verse las caras. Había intentado que iniciaran una conversación, pero la cabezonería de la pelinegra había ganado siempre.
—¿Por qué tanta necesidad de que lo conozca, hable con él y esas gilipolleces?—preguntó esta en el tono más frío y borde que pudo.
—Porque es un buen chico. Lo conozco, y sé que os llevaríais bien.
Dorcas estuvo callada durante un momento, como sopesando las opciones y las consecuencias que podían conllevar el entablar una conversación ese tal Lance.
—Lance... ¿es el diminutivo de...?
—Lancelot. Siempre me cuenta que a sus padres les encantaba, pero les parecía demasiado para un niño, así que le llamaron Lance.
—¿Lancelot? ¿De Sir Lancelot Urlrich del Lago?
—Exactamente...—la morena parecía gratamente sorprendida de que la chica se supiera el nombre completo de aquel famoso caballero de la tabla redonda.
—Me gusta. Es diferente.
—¿Ves? Deberíais hablar.
—Anda y que te den, Selena—Dorcas concluyó la conversación riendo.
Se levantó del suelo con una sonrisa en la cara y echó a andar hacia la puerta. Podía ver la cara de fastidio de la nombrada a pesar de estar a su espalda, era bastante predecible en sus reacciones.
—¡Prométeme que le darás al menos una pequeña oportunidad!
—¡Adiós, Selena!
Cerró la puerta y se encaminó a su habitación a paso ligero. De ninguna manera iría a hablar con ese chico. Ni pasársele por la cabeza.
§§§
Cuando oyó abrirse la puerta del bar, dirigió la mirada hacia ella inconscientemente. Estaba detrás de la barra limpiando unas copas cuando la vio entrar. Iba sola, lo cual le pareció tremendamente extraño. En ese instante, ella lo miró y se acercó a él, del otro lado de la barra. Tenía el flequillo perfectamente peinado, y el resto del pelo bastante despeinado, lo que daba una imagen rara pero interesante. Vestía de negro. En todos esos días pudo observar que eso era ya algo habitual. Algunas veces dudaba de si tenía algo de color en su armario. Le dirigió una cálida sonrisa que ella no le devolvió.
—¿Y tú sola por aquí? ¿No viene Selena?
—¿Tiene que estar siempre pegada a mí cada vez que entro por la puerta?—la chica lo miró desafiante, como si quisiera intimidarlo. Lo que no sabía era que no lo iba a conseguir. A él le gustaba su rollo y su actitud.
—No. Pero puedes llegar a suponer que, si llevas casi dos semanas viniendo siempre con ella, preguntaré porque se me hará raro no verla contigo.
Le respondió sin borrar la sonrisa e incluso permitiéndose una pequeña risa acompañando a las últimas palabras. La chica acentuó su mirada intimidatoria, y él acentuó todavía más su sonrisa.
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Akrasia
Non-Fiction-¿ʏ ᴛú ǫᴜé ᴄʀᴇᴇs ǫᴜᴇ ᴅɪʀíᴀ ᴀʀɪsᴛóᴛᴇʟᴇs ᴅᴇ ᴇsᴛᴏ? ʏ, sɪɴ ɴᴀᴅᴀ ᴍás ǫᴜᴇ ᴅᴇᴄɪʀ, ʟᴇ ᴄᴏɢɪó ʟᴀ ᴄᴀʀᴀ ᴄᴏɴ ʟᴀs ᴍᴀɴᴏs ʏ ʟᴇ ᴘʟᴀɴᴛó ᴜɴ ᴛᴏsᴄᴏ ʙᴇsᴏ ᴇɴ ʟᴏs ʟᴀʙɪᴏs. -ɴᴏ ʟᴏ sé, ᴘᴇʀᴏ ᴘᴏᴅʀíᴀᴍᴏs ʜᴀᴄᴇʀ ᴇʟ ᴇxᴘᴇʀɪᴍᴇɴᴛᴏ ᴅᴇ ᴀᴠᴇʀɪɢᴜᴀʀʟᴏ. ʟᴇ ᴄᴏɴᴛᴇsᴛó ᴜɴᴀ ᴠᴇᴢ sᴇᴘᴀʀᴀᴅᴏs sᴜs ʟᴀʙɪ...