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Capítulo 3


"Nunca pensé que ésto pudiera significar tanto"

Hace 5 meses atrás:

Khea sabía que había hecho mal, y vamos que acostarse con tu mejor amigo era de hecho una locura, definitivamente cometió un error, no quería perder a su amigo y menos de esa forma.

Necesitaba ayuda, un consejo, algo. Que alguien realmente le diga qué hacer ante esa situación, porque sabía que debía hablar con Kayne pero no sabía cómo, quizo llamarle pero no tuvo el coraje para hacerlo. Y, estaba ahí, dando vueltas por su habitación ante la atenta mirada de Cazzu quien estaba sentada en su cama y totalmente seria.

—Haras un hueco en el suelo si sigues dando vueltas— habló Cazzu con algo de burla en su voz al ver a su amigo así de desesperado.

—Pero es que no sé qué hacer— murmuró afligido.

—Debes hablar con él, pero de momento deja que analice las cosas, debe estar en shock— dijo ahora con la mirada seria.

Ivo detuvo su andar y la miró alzando una ceja, luego de un par de segundos, suspiró.
—Di lo que quieres decir...

—¡No puedo creer que lo hayan hecho!— Cazzu se levantó de golpe y con una sonrisa —, ¿Cómo fue?, ¿Fuiste el activo o el...?

—Claro que el activo— sonrió de lado y con autosuficiencia.

Cazzu sonriente, se cruzó de brazos negando con la cabeza, aún no se lo asimilaba del todo aquella situación, cuando Khea se lo contó pensó que se había vuelto loco pero su mirada le decía lo contrario, vaya amigos que tenía, pero así los quería.

—¿Quieres que primero hable con Joaquín o...?

—No, lo haré yo...— dijo de inmediato Khea y Cazzu simplemente aceptó pues sabía que ellos dos necesitaban hablar.

Khea suspiró y esa misma tarde ya se encontraba frente a la puerta del apartamento de Joaquín sin atreverse realmente a llamar, pero al final lo hizo y los nervios le crisparon y más aún cuando lo vio abrir la puerta y verlo como si fuera un fantasma.

—Hola— atinó a decir en un susurro que fue escuchado de forma clara por el contrario.

—Hola— repitió Joaquín aún sorprendido.

Entre un pequeño silencio casi incómodo, le invitó a pasar. Y ahí estaban, como dos niños sin saber qué decirse, Joaquín le invitó un vaso de agua por cortesía y que de inmediato Khea lo probó, pues necesitaba concentrarse en lo que diría.

—Quiero... Quiero disculparme contigo por... Por lo que sucedió— dijo viéndolo a los ojos.

—Ya déjalo Khea, lo que pasó... Pasó— sonrió con nerviosismo, mientras el nombrado lo miraba asombrado.

¿así de fácil?,  ¿Así sin más?, pensó Ivo empezando a sonreír de forma boba.

—¿Lo dices enserio?

Un Simple Juego: °Kaynea°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora