Aristóteles estaba sentado en una de las bancas del patio, tenía el balón de basketball en sus manos y la mirada perdida en la nada
- Aris- le habló Temo en voz baja como si tuviera miedo de sacarlo de su trance
- ¿Mh?- preguntó sin interés
- ¿Te sientes bien?- se volteo para quedar frente a él y tomar su mano- me preocupas
- Estoy Bien Temo
- No, no lo estás, a pasado una semana y sigues triste sin razón alguna
Lo que el castaño no sabía era que él era la razón de su tristeza
- Solo estoy pensando
- ¿Una semana?
- Tengo mucho en que pensar- argumentó recibiendo una pequeña risa de su amigo- pero no te quejes, porque tú también has estado raro
- Si bueno, las flores dejaron de llegar así que ahora tengo que estresarme en otras cosas- bromeó- en verdad me había acostumbrado a ellas
- ¿Alguna idea de lo que pudo pasar?
- Mmm...de hecho si- suspiro- supongo que "ofendí" al anónimo al pensar que era otra persona
- Ay Temocles ¿Cuando aprenderás a cerrar esa boquita?
- Hey, solo estaba siendo honesto- se excuso-pero mira, me encontré esto al venir hacia acá- tomo su mochila y saco una pequeña rama llena de florecitas rosas
Se la extendió y Aristóteles la tomó con sorpresa
- E-Es muy...linda
- No se como se llama pero me llamó la atención
El de rizos le extendió la ramita para que la volviera a guardar pero Temo se negó
- Es para ti, cuando la vi por alguna rara razón me recordó a ti- explicó con la inocencia que lo caracterizaba
- Oh... gracias
- No es nada, ahora ¿te parece ir a comer algo?- hizo un puchero
- Acabamos de comer
- Aliméntame otra vez, es tu deber
- ¿Desde cuando?
- Desde que tiraste mi pastel
- ¿Estas jugando sucio Temocles?
- Si, Aristocles
- Bien, porque te recuerdo que quien tiro el pastel ¡Fuiste tu!
- Golpe bajo- comenzaron a reír
Aristóteles bajo la vista a las flores rosadas, había tomado un curso en línea de herbolaria durante una semana y sabía que significaba aquella flor
Flor de ciruelo
Mantén tu promesa
