14 de febrero, 3ra parte... El hechizó de voz.

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Tras dar la orden, Tobe desapareció en un abrir y cerrar de ojos. Acto que dejó desconcertada a la azabache, pues nunca había visto esa clase de habilidad proveniente del chico de coleta.

--desea algo señorita Pucca?-- la interrogo el ninja que permaneció arrodillado llamando su atención. Ella negó con sus manos, pero minutos después lo reconsidero, le hizo señas al ninja para que le trajese algo donde escribir.

Este de igual modo que su amo desapareció dejándola sola, acción que la dejó pensando, en ¿cómo podían hacer tal cosa con tanta naturalidad? y no en las pequeñas batallas que habían tenían con ella y sus amigos. Después de pensarlo un poco llegó a la conclusión de que tal vez lo aprendieron cuando estuvieron fuera de la Aldea.

minutos después así como desapareció el joven ninja, este  regreso con lápiz y papel en sus manos.
--aquí  tiene-- hablo de manera respetuosa. Ella tomó las cosas y comenzó a escribir, para después mostrarle la nota

Solo dime Pucca
Le regalo una sonrisa.

El ninja negó con la cabeza, sorprendiendo la azabache con su negativa.

--es una invitada del maestro Tobe, si se entera que le hablo de manera informal me castigara-- respondió rascándose la cabeza

Comprendo, entonces ¿podrías traerme una toalla para secarme por favor?.
Volvió a escribió en el papel.

--si señorita--
El ninja caminó fuera de la guarida y minutos después regresó con el pedido de Pucca

--aquí tiene-- le extendió la toalla y ella le regaló una cálida sonrisa.

Procediendo a si, a secar su cabello y mientras la hacía una punzada de dolor le recorrió el cuerpo trayéndola de nuevos a su triste realidad. La cual por momentos había olvidado, de nuevo las lágrimas comenzaron a picar en sus ojos, mientras ella luchaba por mantenerlas en su lugar, a pesar de sus esfuerzos, estas comenzaron a brotar sin remedio, el ninja agachó la mirada savia que no había nada que pudiera hacer, lo que fuese que la llevó a encontrar a su amo y que él la ayudara, no era algo en lo que debía indagar.

--se... le  ofrece ¿algo mas?-- pregunto de manera nerviosa  mientras se acercaba un poco más y le extendía un pañuelo, Pucca lo observó con sus ojos completamente aguanosos, aceptó el pañuelo, se limpió las lágrimas y negó de nuevo.

--estaré dándome algunas vueltas por si se le ofrece algo ¿de acuerdo?--
La azabache asintió y en cuanto dio esa respuesta el chico desapareció de nuevo, ella observó a su alrededor, el lugar estaba casi derruido, pero se podía notar que estaba siendo arreglado. Cuando estuvo completamente sola suspiró con pesar, la Soledad de ese lugar no la ayudaba haciéndola seguir sollozando, tapo su rostro con la toalla y ahogo en esta su llanto, los minutos pasaron muy lentamente para su pesar, pero una fortuna también pues el dejar salir su llanto acumulado, se estaba volviendo en la mejor terapia que podría tener en esos momentos

Un par de ninjas entraron y la quedaron viendo, al igual que su compañero se hicieron la misma pregunta, ¿ qué era lo que había sucedido? para que su maestro decidiera ayudar a quien le pegaba tremendos combos, cuando eran unos adolescentes.

Sin más respuestas por el momento, decidieron dejar las cubetas de pintura y brochas que traían con sigo, sobre el suelo sin hacer ningún ruido. Después de todo lo más probable es que su amo tendría un plan en mente que implicara hacerle creer a Garu que él tenía de rehén a la azabache y así poder ganarle al fin una batalla.

Pucca quitó la bolsa de hielo de su tobillo, el frío constante ahora hacia que le doliera más, en vez de ayudarle a aminorar el dolor le quitó el confort que al principio le brindaba.
Miro su reloj de pulsera una hora exacta había pasado desde que el ninja mayor la había dejado. la lluvia no cesaba y comenzaba a filtrarse a cuenta gota, por las paredes y el techo de la derruida guarida.

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⏰ Última actualización: Feb 12 ⏰

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