Capítulo 3

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Se encontraban en una cafetería, lejos de la universidad. Sentados frente a frente.

SunHee observaba la mesa. Jackson la miraba a ella.

—Antes de empezar, quiero decirte que no me estoy inventando nada, tampoco quiero retenerte mucho tiempo aunque me esté muriendo de ganas por besarte.

Ella levantó la vista hacia él, con ojos sorpresivos. Esto último no se lo esperaba.

—Perdón, no quería sonar...

—¿Qué es lo que quieres decirme?

Jackson se movió en el asiento. Era ahora o nunca. Tomó aire, se llevó las manos hasta sus muslos para secar el sudor de sus palmas. La enfrentó.

—Lo hice mal. Todo. Desde el principio. Nunca pretendí lastimarte, lastimar a...

—No quiero hablar de eso, Jackson. Eso es pasado.

Él asintió, apesadumbrado. Sus hombros caídos.

—Lo sé, para ti es pasado. Para mí no.

Ella lo miró con el ceño fruncido. Él continuó.

—No te merezco, ni a ti, ni a tu familia. He causado muchísimo daño y ya no puedo soportarlo. No me veo capaz de remediarlo de otra forma que pidiendo perdón y alejándome de todos.

—Jack...

—No puedo sanar el daño que hice. No puedo dejar de pensar en lo que pasó por mi culpa.

SunHee le tomó del brazo. Jackson se quedó en silencio. La miró a los ojos.

La mirada oscura de él está aguada, sus ojos rojos, presa de un llanto incapaz de soltar.

El sufrimiento era evidente. Él no sabía cómo sacárselo del pecho. Esta era una evidente llamada de alarma que gritaba un poco de atención. SunHee le apretó el brazo.

—Yo tampoco puedo, Jack –susurró ella, mirándole a los ojos todo el tiempo—. Un error se supera si pones tu corazón en repararlo. Nosotros cometimos un error y somos nosotros que debemos perdonar y sanar heridas. No es fácil empezar de cero, sobre todo cuando no logras estar en paz contigo mismo.

Una lágrima se deslizó sobre la mejilla de Jackson. Ella ladeó los labios en una sonrisa comprensiva. Poco a poco, lo estaba logrando, las paredes se estaban rompiendo. SunHee se levantó de su asiento, con la finalidad de estar más cerca, se sentó a su lado. Los ojos de Jackson no la soltaron un segundo.

Tomó sus manos entre las suyas y, con todo el amor cargado en sus labios, las besó.

Jackson no pudo más. Agachó la cabeza hasta que su barbilla tocó su pecho.

Y allí, en medio del silencio de la cafetería, Jackson Wang lloró.

Sus hombros se sacudieron, emitía leves sollozos que hicieron que el espíritu de SunHee se compungiera y sus ojos se llenaran de lágrimas. Lo abrazó. Lo estrechó sobre sí como se acoge al niño que acababa de tropezarse y hacerse una herida, lo sostuvo en sus brazos cargados de un amor que pocas veces se demuestra; un amor genuino y contundente a la vez.

—Lo siento mucho. —le escuchó decir entre sollozos.

Ella sacudió la cabeza. Jackson no tenía nada que perdonarle. Estos años sin verlo estaban dando sus frutos. Su corazón ya no sentía ese amargo rencor que la había emborrachado cuando lo perdió todo. Estaba en paz. Respiraba en paz. Y lo quería para él también.

—Vamos a hacer una cosa —dice ella antes de carraspear, su voz seguía ahogada de emoción.

Él, se separó de ella.

WE; Wang [a.u]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora