Noche antes de navidad.
Tanta luz tienen las páginas vacías
tanto polvo hay en las huellas del otoño
la palabra volver tiene sabor a pesar
y el camino de regreso conduce
a un desierto sin oasis
al mismo páramo infinito
que siempre acecha al final de cada viaje.
―¿Qué haces, cariño? Te estaba buscando entre los invitados y no te veía, ¿te sientes mal?
―No, estoy bien. La bebé estaba muy inquieta, creo que no le gusta cuando hay mucha gente, por eso subí a leerle algo de mi libro de poesía favorito, Fuego a la intemperie de Yaroslabi.
―A nuestra hija le encanta que le leas ―puse una mano en su abultado estómago, al acariciarlo éste se movió―. Le gusta escuchar tu voz. Eso la relaja.
―A ella le gustan tus manos, se alegra cuando nos tocas ―Apretó mi mano con la suya, y sonrió entre suspiros―. Estoy tan feliz por nuestra familia, Boruto, Hima, tú, son lo mejor que la vida me ha dado, jamás estaré satisfecha de ustedes. Son parte de mí, parte de todo lo que soy, son todo lo que necesito y más. Quiero tenerlos siempre conmigo, jamás los dejaré ir
―Oh, cariño ―Abracé su cuerpo cuando comenzó a soltar unas lágrimas. Puse mi oído en su ombligo, con la esperanza de escuchar los latidos de nuestra hija―. No llores, no tienes por qué llorar. Nosotros no te abandonaremos, ni siquiera tienes porque pensarlo. No somos nada sin ti, te necesitamos más que tú a nosotros. Si, a veces me pongo un poco malhumorado e irritante, pero nunca te voy a abandonar. Tú me enseñaste a no renunciar a alguien, a que las personas a las que se ama no se dejan. Desde la primera vez que nuestros ojos se encontraron supe que serías para mí, tu piel suave, tus besos, tus caricias y suspiros, tus días, noches y madrugadas, desde entonces supe que te terminaría amando. Ten la seguridad de que, pase lo que pase, nunca voy a renunciar a ti.
―Siempre sabes cómo hacerme sentir mejor. Nuestro amor es como poesía, ¿sabes de lo que hablo?
―No ―reí, porque sabía lo que venía a continuación.
Hinata abrió el pequeño libro y comenzó a leer.
―También el agua tiene labios, que suplen a los míos, y besan el camino de tu espalda, aunque no lo sepas, aunque no lo esperes. También el aire tiene oídos, que escuchan tu jornada, tus pasos ansiosos, tus carcajadas, tu voz cuando dices "tal vez". También la noche tiene ojos, que se desvelan, y te miran dar vueltas en la cama, hasta las tres de la mañana. También la luna tiene insomnio, que se alimenta de la angustia, de no saber de ti. Y yo, por pensar tantas cursiladas, tampoco puedo dormir.
―Si no fuera porque los invitados nos esperan y porque este estúpido traje de Papá Noel es difícil de quitar, ahora mismo te demostraría cuanto te amo ―Me puse de pie y me incliné a la altura del rostro de Hinata. Deposité un beso en su barriga y después en su frente―. Tendremos que conformarnos con esto, por el momento. Tengo que regresar con mamá y Boruto.
―¿Kushina se quedó cuidando de él? ―Asentí― Entonces no tienes prisa, sabes que Boruto es el consentido de su abuela y se adoran el uno al otro, estarán bien sin nosotros por unos minutos. Mejor quédate con nosotras un rato.
―Está bien, por complacer a mis mujeres lo que sea.
Los fuegos artificiales estallaron en el cielo de la ciudad. Desde la ventana podía ver a mi hijo en los brazos de mi madre, ella señalando los destellos y Boruto alargando las manitas en un intento de alcanzarlos. Y yo, enamorándome como siempre, abrazado de mi esposa leyendo para mi hija y para mí su libro de poemas favorito.
F I N.

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Renuncio a ti
FanfictionNaruto cometió un error años atrás, por proteger a Hinata la apartó de su vida. Cinco años después tiene la oportunidad de recuperla, a ella y al hijo que no sabía que tenía.