sweet torture ✡ [hs]

Capítulo 2.10 (Final).

3 años después...

Boda de Paul Adams y Merry Brown.

Miraba mi reflejo a traves de el gran espejo que colgaba en la habitación.

Y era bastante diferente al de hacía 15 años atrás, cuando me casé por primera vez.

Mi rostro había cambiado, ahora había una sonrisa verdadera en el.

Sabía que entregaría una vez más, ha una nueva persona, a nuevos tratos, a nuevos sentimientos, a una nueva alma.

Y estaba feliz de hacerlo.

Estaba feliz de por fin soltar todo ese peso con el que cargue por años, por todas esas peleas, por todas esas mentiras, por todos esos engaños.

Por que mi relación con Harry siempre fue basada en eso.

Más sin embargo fue capaz de darme lo que ninguna otra persona antes me dió.

Amor.

El siempre será mi primer amor.

Acomodé el velo de mi vestido, y respire por unos minutos, estaba lista para tomar esta decisión.

-¿Merry?-Entro Nick.
-Todos estan listos ya, sólo esperan a la novia.

-Voy en unos minutos.
-Dije y el salió de la habitación.

Sentí mis ojos llenarse de agua.

-Una novia tan hermosa no debería estar aquí llorando, debería estar allá afuera casándose con un gran hombre.

-Llegaste un poco tardé.
-Sonreí.

-No tenía planeado venir-Río.
-Es de mala suerte que el ex asista a la boda.

-Aún así, me alegra que estés aquí.

Se acercó ami, y quitó las lágrimas de mis ojos.

-Todos esperan a la novia, no hagas a ese tipo esperar, puede que se arrepienta.

Sonreí.

-Como tú.

-Me arrepiento de mi primer matrimonio, más no de el segundo, ahora vé.

Lo mire una última vez y salí, ahí se encontraba mi padre.

-¿Estas lista querida?

-Mas que lista papá.

-Solo espero que el no sea un idiota como el anterior.

Yo reí.

-Sigo aquí señor Brown.
-Dijo Harry a nuestras espaldas.

-Te amo princesa.
-Beso mi mejilla.

Comencé a caminar junto a él.

Habíamos decidido que la boda sería en un lindo y espacioso jardín.

Cerré los ojos por un momento, y al abrirlos el estaba ahí.

Con un típico esmoquín negro y su cabello peinado hacia atrás. Su mirada estaba solamente en mí, lucia ansioso, y nervioso a la vez.

Esperaba que no notará mi nerviosismo o el temblar de mi ojo izquierdo.

Por fin estuvimos lo bastante cerca, mi padre se encargó de juntar nuestras manos y guiñar un ojo en su dirección.