Capitulo verde

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El verano se había ido, dando paso de nuevo al oscuro y frío clima que se acostumbraba en Vancouver.
Ese día llovía a cantaros afuera, la temporada de lluvias había comenzado, pero eso no era exactamente lo que hacia gris esa mañana para Valentina.

Aburrida y un tanto triste, así era como Valentina se encontraba esa mañana al fondo del salón de clases, esforzándose en poner atención a lo que su maestra explicaba.
Apenas era la tercer hora y ella sentia que su estadía ahí había sido eterna y tortuosa.

Había cierta situación que comenzaba a ponerla nerviosa y le era imposible concentrarse en algo más.

Era la tercera vez esa semana que Juliana faltaba a sus primeras horas de clases y esos había estado ocurriendo con más frecuencia en las últimas semanas.
Aquello había empezado poco después de que su padrastro perdiera su empleo en la agencia de autos; desde que eso sucedió la distancia no hizo más que crecer entre ellas.

A Valentina le sofocaba el no saber que estaba pasando con su novia y aunque Juliana siempre dijese que todo estaba bien, que no debía preocuparse, que pronto pasaria todo y que las cosas entre ellas seguia intacto, igual que siempre; la castaña no lo sentía asi.

El timbre sono luego de un rato más, anunciando la salida y eso hizo que todos se levantarán para salir del salón e ir a comer algo en lo que duraba la hora de almuerzo.
Valentina guardo sus cosas en la mochila sin muchos ánimos, para luego echar un suspiro pesado al levantarse, ni siquiera tenía ganas de comer pero sabía que debía hacerlo.
Elevo la mirada cuando salió al pasillo, y como de costumbre busco a su chica de ojos cafés entre todas las personas de al rededor pero no la logro encontrar por ninguna parte.
Avanzó solo unos pasos más hasta que sus ojos hicieron el "click" con la persona a la que tanto deseaba ver.

Apoyada en la pared, con la mochila colgada en el hombro y acomodando un mechón de su cabello tras su oreja; ahí estaba Juliana, quien sonrió en cuanto vió a su chica.
Ver a la morena solo hizo que Valentina sonriera, pues sentía que aún podía contar con ella.

Se acerco casi corriendo y con una sonrisa en el rostro la abrazo muy fuerte, enterrando su cabeza en el cuello de su novia para olvidar sus preocupaciones, para sentirla de verdad.
Estando con ella sentía que podía olvidar todas sus preocupaciones y eso le agradaba.

- ¿Por qué faltaste está vez? - pregunto limitándose a guiar a la morena por el jardín principal mientras jalaba de su mano.

Pero Juliana le miro sin muchos deseos de hablar, escondiendo su rostro en el cuello de la castaña.
No soltó sus manos ni un solo segundo, y en algún momento Valentina les acaricio con cariño mientras le daba palabras de apoyo para animarla y que pudiera contarle lo que sucedía en casa, pero eso no funcionó.
Aunque exteriormente Juliana lucia igual, había algo que ya no era lo mismo, era como si estuviese ausente. Lo sabía lo opaco de sus ojos y la perturbación de su mirada, algo estaba marchito y un poco más sombrío. Esa no era su Juls.

- ¿Me dirás qué sucede está vez? - insistió con esa pregunta, deseando obtener respuestas, pero eso no paso.

- Val...estoy bien.

- Estoy aquí para ayudarte, ¿Si? - le recordo dando un apretón a sus manos, al cual Juliana se limitó asentir cabizbaja antes de que la castaña tomara su rostro para probar sus dulces labios.

Valentina quería creer en ella.
De verdad necesitaba confiar en sus palabras, pero en las últimas semanas sentía que estaban distanciandose.
Cuando le abrazaba no hacía más que ocultar su rostro en el cuello de la castaña y limitarse asentir.
Cuando la besaba la sentía débil y ausente.
Cuando la miraba, no podía ver el sol en sus ojos.

¡Juliana!

Se escucho un grito masculino entre la poca gente que quedaba en el lugar, por lo que no fue difícil saber de donde provenía.
Ahí estaba él, recargado sobre el costado del malibú verde de Guadalupe, de brazos cruzados con la mirada fija hacia dónde estaban el par de novias.

Juliana tembló ligeramente al escucharlo y con miedo se levantó de la pequeña banca que compartía con Valentina para dirigirse hasta donde estaba su padrastro.

Debo irme...— murmuró la morena con el labio inferior temblando y la mirada perdida — Hablaremos luego, lo prometo.

Él solo sonrió cuando vio a la morena acercarse pero no era una sonrisa real, está era falsa y eso hasta Valentina lo noto.

Había algo en su mirada que no le daba paz.
Había algo en su entorno que no terminaba de convencerle.
Valentina solo se podía preguntar qué le había pasado al hombre que era feliz y optimista, y porque últimamente solo lograba visualizar algo sombrío en su mirada.

Valentina la vio decaída, la morena podía ser muy buena ocultando que había algo que le pertubaba.
La castaña la conocía y por más que Juliana insistiera, ella sabía que algo no estaba bien.

Solto un suspiro pesado y golpeo la banca con sus manos antes de lavantarse de esa.
Observó el pasto bajo sus pies y los árboles marchitos que rodeaban el lugar.
Observó el auto en el que su novia subió y también el suéter que vestía ese día. Valentina comenzaba a extrañar la primavera y el color amarillo que habia en aquellos días, porque en esos momentos era el verde opaco en que reinaba en el lugar; ese nauseabundo y depresivo verde que se parecia a Jacobo.

No le gustaba.
No le gustaba para nada, porque Juliana era amarillo.
Su chica estaba conformada de colores más llamativos y vivos, lo que la hizo pensar que debía alejarse de aquel sucio y asqueroso verde.

Pero, ¿Por qué no dijo algo antes?
¿Por qué no intervino sabiendo que tan fácil era que Juliana perdiera su color?

Consequences [JULIANTINA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora