Lyan estaba un poco nervioso y solo en su pupitre del aula, a un costado alejado de los demás.
No atendía a la clase, la maestra le llamo la atención varias veces por su poco interés de parte de Lyan.
- ¿Qué paso con papá? - Hablaba con el mismo en su mente - ¿acaso murió...? -
La maestra decidió acercarse y preguntarle lo que le sucedía.
- ¿Qué tienes príncipe?, no te veo atender la clase - se acuclilló al costado de Lyan.
Mientras acariciaba su espalda, noto que estaba triste pero sin saber del problema.
- No me pasa nada maestra - coloco su lápiz en su mano y evito los pensamientos y preguntas - esta vez estaré atendiendo... -
La maestra se levanta y le acaricia el pelo - Esta bien príncipe -
Continuaron las clases, nuevamente Lyan no tenia mucha atención en la pizarra, él comenzaba a odiar ese lugar, se sentía aún más solo.
Pasaron 2 horas y llegaba la hora del recreo, todos salían al patio acompañados, aún más alejado se sintió, Lyan busco un asiento apartado de todos, en la cual se puso a comer.
- ¿Por qué tan solo a esta edad...? - comenzaba a mojarse sus ojos mientras le daba bocados a su fruta. - Estoy muy apartado de los demás..., no me siento bien aquí -
Lyan no parecía un niño normal de 5 años, de esos que piensan en solo jugar y jugar, sus pensamientos parecían de un chico de 16 años.
Después de unos 4 minutos alguien se le acerco.
- Hola, ¿qué tal? - (¿¿??)
Lyan volteo a ver de donde salían esas palabras.
- ¿Cómo estas? - le extiende el brazo para un buen apretón de manos - solo quiero ser tu amigo, te he visto muy solo -
Lyan con nerviosismo respondió con el apretón de manos, fijándose que es compañero del aula.
- Hola... - respondió Lyan algo frio - estaba terminando mi jugo -
- No seas tímido, me llamo Darío - reacciona con una sonrisa entre sus labios -Tú eres Lyan-
Sin embargo Lyan aún no confiaba, reacciono con una sonrisa rápida a este "Darío".
Se preguntaba la razón por la cual se le acerco un desconocido tan de la nada.- L...lo siento... - agacha la mirada viendo la botella que cargaba en su mano - No me siento tan bien... -
En ese terminar de palabra, se asomo una lagrima, Lyan reacciono rápido a limpiarla.
- Me puedes decir lo que tienes, Lyan - Darío exclamó mientras se sentaba junto a su lado - puedes confiar en mí -
Lyan solo quedo en silencio, a los segundo toco la campana para volver a clases.
Darío, se levanto y le dijo.
- No te preocupes - sonríe - vamos a clases, puedes sentarte cerca de mí -
Lyan con una sonrisa, un poco más confiado de Darío, se levanto y lo siguió.
- Voy a sentarme cerca de ti - respondió algo más atento.
Los dos caminaron al aula, Darío era un poco más atento que Lyan, tal vez el si tenia a un padre que le enseñara a ser confiado de si mismo.
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Una vida no tan mala
JugendliteraturLyan, un chico que fue abandonado por su padre llamado Nicolás Bru a los meses de su nacimiento, lo cual más adelante le causo una crisis emocional, la misma que lo llevo a tener un mal comportamiento con chicas que querían un romance con él y a ace...