ETAPA UNO : NEGACIÓN

623 102 5
                                    

—Tú no lo entiendes, Yuta. Él no pudo haber muerto... Debí escuchar mal, era el número equivocado. No era Youngho, no pudo ser él —sentenció Jaehyun ocultando su rostro entre sus frías manos. 

Yuta, quien había llegado una hora atrás a consolarlo y darle su apoyo, estaba tenso y bastante incómodo mientras sobaba la espalda del chico, quien se encontraba sentado al borde de la cama que compartía con Youngho cada noche, teniendo a Yuta a su lado invadiendo aquel íntimo lugar. 

El japonés estaba tentado a decirle con frialdad que las cosas no eran así, que no podía negar la realidad y tenía que ser rápido en aceptar que su novio no iba a volver, que no había ningún error y él sí había muerto, pero no se sentía capaz de ser tan duro. No cuando Jaehyun parecía estar al borde del colapso intentando ser optimista cuando no había cómo hallarle el lado bueno a aquella situación.

—Jaehyun...

—Quizá... Quizá quien falleció fue el tipo que venía en el otro auto, Yuta —dijo esperanzado y elevó su cabeza de su escondite para mirar al mayor con ojos brillantes y deseosos de una confirmación, de un asentimiento pequeño o algún indicio de que estaba en lo correcto, de que había una mínima posibilidad de que las cosas sí hubiesen sucedido de esa manera. Sin embargo, la señal jamás llegó, haciéndolo sentir más sofocado que momentos antes y provocando que el ardor en sus ojos se incrementara. Tenía la necesidad de insistir, necesitaba que Yuta se lo dijera, que le asegurara que todo era un error y que Youngho no había muerto—. Piénsalo; si ambos se vieron envueltos en el accidente, tal vez tomaron el celular del auto de Youngho creyendo que era del otro sujeto. Puede ser que Youngho esté en el hospital, vivo, Yuta. 

Yuta retiró con lentitud su mano de la espalda del contrario y la dejó caer entre sus piernas. Inhaló profundamente pensando en qué decirle, no quería herirlo, pero debía hacerlo. 

—Jaehyunie, yo no... —musitó volteándose para observarlo con claridad, mas lo que vio al voltearse solo consiguió romper su corazón, el cual era demasiado frágil si de Jaehyun se trataba. 

Las lágrimas del menor le nublaban la vista y amenazaban con correr por sus mejillas si no eran limpiadas con rapidez, pero Jaehyun continuaba mostrándose determinado a pesar de su aspecto deplorable; reticente a aceptar que sus suposiciones eran absurdas y que no había manera de que las cosas fueran como las planteaba. 

La llamada que horas atrás había recibido fue bastante clara. Habían verificado la identidad de su novio apenas consiguieron sacar su cuerpo sin vida de dentro de su destrozado vehículo y lo habían contactado a la brevedad. 

Youngho definitivamente había muerto, pero él no lo aceptaría hasta verlo dentro de un ataúd siendo cubierto con tierra. Y esa era una escena que jamás podría contemplar, porque su malogrado novio estaba a cientos de kilómetros de él y nadie había tenido la consideración de dejarle siquiera un corto mensaje para comentarle su estado o mencionar dónde se llevarían a cabo las respectivas ceremonias fúnebres.

Tampoco quería saber.

—Él no ha muerto, Yuta —repitió con las lágrimas deslizándose vilmente por sus mejillas, perdiéndose entre los hoyuelos que decoraban los costados de su rostro gracias a sus labios apretados—. Esto es solo una pesadilla. Mañana, cuando despierte, él estará durmiendo a mi lado y seguiremos con nuestras vidas como siempre. Me repetirá que me ama como cada mañana antes de marcharse y yo sí estaré despierto cuando esté por irse para responderle que yo también lo amo en lugar de seguir durmiendo.... —Un hipido se escapó de entre sus labios y Yuta tuvo que cerrar con fuerza los ojos para que los sollozos de Jaehyun no le afectasen y no romperse él también a llorar, porque la muerte era, en definitiva, triste; y al tristeza se podía contagiar—. Y si no es así... Si no está conmigo cuando el sol salga, aún estaré al pendiente de su llegada. O de alguna llamada para indicarme que ha sido todo una equivocación, que mi novio tuvo daños menores y solo está guardando reposo en el hospital. —Jaehyun volvió a cubrir su rostro con sus manos, humedeciendo su propia piel con el agua salada que caía de sus ojos producto del llanto que aumentaba gradualmente—. Que no murió.

Yuta, con los ojos también húmedos y un nudo en la garganta, posó sus manos sobre los hombros del contrario y lo hizo voltear a mirarlo; y, en cuanto Jaehyun y él conectaron sus miradas, el menor se lanzó a sus brazos aferrándose con ahínco a su espalda mientras dejaba salir todo el llanto que había estado intentando retener. Porque en el fondo sabía (era difícil, pero lo sabía) que Youngho, a quien tanto amor creía tenerle, no iba a volver a estar con él. Sin embargo, una pequeña parte de él se sentía seguro sabiendo que Yuta sí lo estaría. 

Yuta siempre estaba. 


DAYS GONE BY 日々 YUJAEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora