P R O L O G O

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Una sonrisa salio de sus labios al escuchar como todas las chicas festejaban su cumpleaños número dieciocho, unas pequeñas lágrimas escaparon cuando aplaudieron.

— Gracias, enserio.

— No es nada HaeHae, te lo mereces.

— Noona me hará llorar.

— Basta de lágrimas, muerde el pastel, así podremos pasar a tus regalos.

— Esta bien.

Y aunque sabía que terminaría con toda la cara llena de aquel merengue lo hizo, no se equivoco al sentir como su nariz era tapada, justo en ese instante el flash hizo qué todas se quejaran mientras qué en aquella cámara instantánea comenzaba a revelar ese feliz momento.

Entre todas quitaron el resto del dulce de su cara, cuando solo quedo un poco empalagoso tomó su primer obsequio, una linda sudadera de color gris, tal y como la había visto la última vez en el centro comercial.

— No era necesario, gracias.

— Vamos, eres nuestro hombrecito, dejanos consentirte por hoy.

— Es cierto HaeHae, te lo mereces.

La chica toco su mejilla hinchada, había evitado qué se sobrepasaran con ella ganándose un golpe, claro que el tipo fue sacado de ahí con fuerza, pero no dejaría que dañaran a su familia nunca.

Siguió abriendo el resto, pequeños regalos qué significaban mucho, porque sabía que todas ellas habían sacrificado aquel dinero qué ganaron usando sus cuerpos para darle algo que le hiciera olvidarse de ese momento.

— Son las mejores.

— No es nada, ahora a comer pastel.

Un par de risas podían escucharse de aquella habitación que una vez detesto, pero estaban sentadas en el suelo disfrutando del día como si nada, al menos hasta que la puerta fue golpeada tres veces antes de que aquel hombre de traje entrara avergonzado.

— ¿Interrumpo?

— Ya nos íbamos, disfruta el resto pequeño.

Asintió y muchos besos fueron entregados en sus mejillas y frente por parte de aquellas mujeres, todas salieron, sabía que lo odiaban, con toda su alma pero el no podía odiar a su padre.

— Ten, Yoona Noona lo pidió especialmente para hoy, guarde tu rebanada.

— Mi muchacho por fin es un adulto, lamento todo esto hijo.

— Esta bien, después de todo me iré en unos meses.

— Si, así es, te iras de aquí. — el hombre suspiro un poco, pasando una de sus manos por su cabello.

— Papá solo olvidalo, crecí bien.

— No es verdad, mira esto, no es lo indicado para un chico como tú.

— Sabemos que las cosas no iban bien, pero, mamá odiaría vernos tristes en un día así.

— Lo se, ¿Aún duele el golpe?

— Solo si lo tocas, pero estoy bien.

— Ese hijo de perra... Bien, toma tu regalo.

— ¿Un libro? Creí que eran tontas las novelas de adolescentes.

— No es un libro cualquiera, es un diario, que debes llenar de aquí hasta que te vayas.

— ¿Porqué? Dijiste que nadie debe saber la verdad sobre mi.

— Lo se, pero esto es importante para ambos, haré uno especialmente para ti, así te lo daré y sabrás las verdad de todos estos días.

— Podrías simplemente hacerlo mientras bebemos café.

— Quiero tener algo que me recuerde a ti, te iras para no volver, así que me haré viejo recordando a mi lindo muchacho de cabellos castaños qué nunca pudo odiar al imbécil de su padre.

— Bien, no prometo que sea bueno, pero haré lo mejor por ti.

— Me parece ideal, hoy no saldrás no quiero que arruinen tu día.

— Gracias.

— Me voy ahora, tengo trabajo qué hacer, te quiero.

— También te quiero papá.

El hombre sonrió antes de salir, estando en la habitación solo suspiró antes de dejarse caer de espalda en la mullida alfombra.

Miro el libro casi con tristeza, su vida sería escrita en esas páginas y deseo simplemente no hacerlo, pero, era su última oportunidad de recordar todo lo bueno y malo.

Se levanto con fastidio para tomar su mochila, saco sus lápices, colores y todo lo necesario para hacer una linda portada.

Vida galante

Lee DongHae

Eso era, la vida que llevaba, aún así, miro las hojas en blanco antes de tomar su lapicero para escribir todo lo que podía recordar de su madre, de su padre y de su vida en ese oscuro sitio.

Vida galante - EunHaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora