C U A T R O

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La llegada de un nuevo chico vuelve a todos locos, tener que preparar a alguien, siempre hay alguien que debe enseñarle todo y esta vez me toco a mi.

Su nombre es Sungmin, tiene solo dieciséis años, ni siquiera huyó de casa, una mala noche le llevo a estar en este sitio, es horrible, no se merece esta vida, no lo pidió, nadie en ese lugar en realidad.

Es... Es culpa de mi padre él... Él, maldita sea yo n-no me importo solo, solo quiero que mi hermana este bien, es todo.

Pensar que a pesar de tener su vida colgando en un hilo y preocuparse por alguien más, eso, ni yo podría hacerlo, aún así no es nada sorprendente, la olvidara después de un tiempo, la mayoría prefiere olvidar a su familia.

Al verlo usar esa pequeña ropa me hace sentir asco, pensar que una persona siente gusto por mostrar piel de más, pero, ahora soy hipócrita, pues quiero enseñarle mi piel a alguien en particular.

No, se que no debería pensar en él pero es imposible no querer soñar con esto, ni siquiera se que siento por aquel hombre, no es amor, estoy seguro de eso, solo... Carajo ni yo se que diablos quiero, pero, no me preocupare por nada, realmente no es como si fuera a pasar algo con él.

No es tiempo de eso, hablaba de Sungmin, él, bueno, sigue siendo un misterio, uno demasiado grande, no me gusta eso, preferiría qué hablara, pero no lo obligare, los primeros días son difíciles.

El problema será cuando paguen por él, ese día nadie le hará caso a sus gritos, todos deberemos ignorar aquello qué pasa detrás de esa puerta pues será del gusto de todos los primeros días, acabando con su vida.

A veces agradezco que mi padre evite eso, pero, en ocasiones como esta como lo odio, saber que soy al único que no pueden tocar de más porque soy caro, no es cómodo saber que tienes un precio, no debería ser así.

Vender tu cuerpo no es fácil, no cuando no lo deseas, ni siquiera cuando debes hacerlo por otra razón, es horrible la idea de dejar a alguien más tocar partes qué ni siquiera pensaste en antes, olvidar qué puedes sentir placer y solo sientes asco por ti mismo.

Quisiera esconder a Sungmin, alejarlo de algo que no es su mundo y no debería ser lo, pero, no puedo. No cuando por primera vez sentí placer, me sentí tan impotente y dios, desee qué todas en este lugar pudieran sentirlo al menos una vez en su vida.
















Un jadeo salio de sus labios cuando sintió aquella mano acariciar su trasero de forma lenta, pero un gemido salio cuando el primer golpe se escucho, su piel ardía pero no se iba a quejar por ello, ese dolor se repitió al menos unas diez veces, apostaba a que su trasero estaba rojo.

Cuando esos azotes se detuvieron el mayor lo hizo sentarse en sus piernas para comenzar a besarlo con fuerza, sus dientes chocaban y sus lenguas jugaban entre ellas haciéndolos sentir un mar de sensaciones.

Cuando ambos se alejaron pudo ver en sus ojos toda la lujuria contenida, incluso su molestia, brinco un poco al sentir como tocaba su trasero como si fuera completamente suyo.

— ¿Te parecer divertido? Bailarle a todos ellos como si lo estuvieras haciendo para mi, ¿Te parece divertido jugar con Kang? Me entere que faltaron a clase.

— N-no lo creo.

— Entonces dime, ¿Porqué diablos lo haces?

Se quejo cuando volvió a golpear su trasero con fuerza, se sostuvo de sus hombros con fuerza mientras se repetía la acción tres veces más.

Vida galante - EunHaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora