Al llegar a mi apartamento voy directamente al baño. Tengo poco tiempo para llegar al trabajo.
Me visto con un short y tacones altos mostrando mis largas piernas combinado con una blusa de tirantes y de espalda descubierta.
Me coloqué brillo labial
*Mierda. Voy tarde*Parqueo mi moto y camino con los zapatos resonando contra el pavimento.
Inhalo el aire nocturno que me abraza como un guante.
El guardia del bar se encuentra firmemente parado ante la entrada.
-Hola Mike ¿Qué tal la noche?
-Bastante tranquila por ahora.
-¿Ha llegado Erika?
Asiente
-Está en su oficina.
-Ok.El bar tiene características similares a un club, tiene una tez misteriosa y oscura salpicada por luces de colores. La música permanece de fondo y veo al DJ preparando una lista para esta noche.
Recorro la estancia y rodeo unas cuantas mesas hasta llegar a la oficina de mi jefa.
Toco la puerta y abro unos segundos después
-Hola Erika.
-Max, ya estás aquí.
El porte de Erika es elegante y curvilíneo sin parecer obceno, con piel morena y ojos aceitunados.
-Talía debe estar al llegar. Te agradecería que comenzaras ahora.
-Comprendo.
Mi puesto es de mesera puesto que Talía es demasiado tímida. Dato irónico teniendo en cuenta que trabaja en uno de los bares más reconocidos del área. Además en turnos nocturnos.
El local no tardó en llenarse. Me encaminé a una de las mesas del final
-Hola ¿Quieren algo? -. Pregunté forzando una sonrisa al par de imbéciles frente a mí.
-Nos gustaría dos de las cervezas más frías y chicas para compartir-. Dijo uno de ellos con una mueca que mostró sus dientes amarillentos.
Respira...
-No ofrecemos ese servicio pero veré qué puedo hacer por ti.
Me retiré lentamente y dirigí a la barra.
-Hey ¿Qué tal te va?
-Como siempre-. Contesta Talía apenadamente.
Talía es una chica esbelta de piel bronceada y cabello castaño claro por debajo de la cintura.
-Necesito ir al baño. Enseguida regreso.
Camino por el estrecho pasillo que conduce al lavabo cuando escucho el ruido de alguien vomitando.
*Genial, más que limpiar* Pienso con los ojos en blanco.
Me acerqué sigilosamente y me asombré al reconocer la silueta.
-Nate ¿Qué haces aquí? -. Le pregunté incrédula.
Me miro por encima del hombro durante una milésima de segundo antes de reiniciar su acto de vomitar.
Resoplo y lo apoyo en mí encargándome de prohibir el roce del vómito con mi pelo.
-Mejor vayamos al baño.
Entramos y cerré con pestillo.
Sin perder el tiempo se lanzó al lavamanos y comenzó a sacudirse.
Le di palmaditas en la espalda mientras agarraba el cabello que caía sobre sus ojos.
Lo solté una vez me aseguré que había terminado.
Enjuagó su cara con agua fría y respiró hondo. Me echó una mirada y preguntó
-¿Qué haces aquí?
-Trabajo aquí-. Le respondo.
Me miró de arriba a abajo estudiándome.
-Ya veo en qué.
Aprieto mi agarre sobre la meseta
-¿Qué acabas de decir?
-Ups. Perdón, no fue mi intención. No pienso con claridad.
Frunzo el entrecejo
-Te comportas como si fuese tu primera borrachera.
Se ríe con amargura
-Es la primera.
Abro los ojos ampliamente, okey eso es una sorpresa.
-¿Cómo llegarás a casa?
Hace un ruido inconforme por lo bajo y entorna un poco los ojos
-Ni hablar, prefiero pasar la noche bajo un puente.
Esbozo una sonrisa agria
-Créeme, por muy mala que sea tu situación en casa no es peor que dormir junto a las ratas.
Me mira fijamente y yo no flaqueo. Nate cierra los ojos con fuerza y suelta un quejido
-Ah... mi cabeza va a estallar.
Suspiro y le señalo afuera
-Espérame en el parqueo. Ahora voy por ti.
Me miró sin entender pero al parecer le ganó la pereza por pensar y procedió a cumplir mi indicación.
Les avisé a Erika y Talía que me iría y salí por las puertas de La media luna.
Lo encontré parado al lado de mi moto con la mirada perdida en el vacío. Una ráfaga de aire sacudió los árboles y el ruido heló mi sangre.
Pero lo que me remató fue el ver al pecho de Nate inflarse y tambalearse como si quisiera simplemente desaparecer y viajar con el viento que se lleva mis escalofríos.
Me acerqué a él
-No te preguntaré nada, simplemente sígueme.
Asintió y me siguió hasta sentarse tras de mí en la moto.Los treinta minutos de trayecto a mi apartamento fueron en completo silencio por parte de ambos. A mitad de recorrido sentí los músculos de Nate relajarse a mi alrededor y una oleada de alivio me inundó.
Parqueé ante el edificio y subimos como pudimos en el elevador.
Abrí mi puerta y lo guie a mi dormitorio, le dejé caer como peso muerto en el colchón y sacudí mis manos.
*Uf, la parte más difícil ha sido superada*
Procedí a quitarle los zapatos y me enderecé preparándome para dormir en otra habitación.
Me doy la vuelta y me quedo a medio camino de un paso. Sin aguantar las ganas giro la cabeza y quedo ensimismada.
Pequeños suspiritos salían de sus labios entreabiertos y las pestañas acarician su piel. Mechones irregulares caen como cortina sobre su frente y observo con ternura como arruga la nariz porque su pelo le provoca comezón.
Me acerco a él y me inclino hacia adelante para retirar los mechones rebeldes.
La yema de mi dedo roza con su piel y es tan tersa que disfruto la sensación un poco más.
Cuando el deseo de besar su frente se vuelve incontrolable, trato de retirme.
Pero su mano me lo impide al rodear mi muñeca con sus largos dedos de pianista y halarme encima de él.
Quedo tiesa y temerosa de moverme.
-Lo siento-. Musita y un calor inmenso rodea mi congelado corazón.O eso sucedería si me restase corazón que congelar.
Con un suspiro le pregunto
-¿Qué te sucedió? No eres así.
-Es ella... no me deja verla.
¿Ella? Debe referirse a Gretel.
Pero... ¿A quién no puede ver?
-¿A qué te refieres?
Sus ojos finalmente se abren su vulnerabilidad me demuele.
-No entenderías.
Muevo mis brazos un poco intentando mejorar mi posición actual, la cual no es muy cómoda.
-A ver, no soy buena hablando, pero puedo escucharte.
Endurece su mandíbula y entrecierra los ojos
-Es por tu culpa ¿Quién es tan endemoniadamente bella en primer lugar?
Contengo un resoplido
-¿Qué tiene de malo que nos besemos? No lo entiendo.
Me cambia de lugar, me acuesta a su lado y se queda abrazándome con total naturalidad; como si no nos hubiésemos conocido unas horas antes.
Quiero respuestas, pero al parecer esto es todo lo que Nate puede controlar por ahora.
Caí en la inconsciencia escuchando su respiración calmada y corazón acompasado.
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Perdida En Ti
Teen FictionEn el mundo solo existe un tipo de mujer, solo que esta se adapta a las circunstancias mostrando distintas etapas o rasgos. En esta novela no narraré la típica historia de la damisela en apuros y el príncipe de brillante armadura. Ni del estereotipo...