| Morgan Le Fay Emrys era una talentosa bruja, nacida y hecha de la magia misma, con un destino entrelazado a una época diferente a la suya.
| James Charlus Potter era un joven de corazón noble y valiente, el no sabía que era el destino hasta que l...
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MORGAN DESPERTÓ SOBRESALTADA Y CON LA RESPIRACIÓN ACELERADA. Aturdida busco con la mirada a su abuelo, pero inmediatamente noto que se encontraba sola, lo último que recordaba era la voz de Merlín recitar el hechizo para viajar en el tiempo y después nada, todo se había vuelto oscuro.
Sentándose se percató que era de noche, las estrellas brillaban sobre su cabeza y el frió hacia mella en su cuerpo. Una corriente de aire paso a través de ella, con la mirada Morgan busco en el suelo un trozo de madera, al encontrarlo rápidamente conjuro un hechizo para prenderle fuego. Se sintió aliviada al comprobar que sus poderes ya no la lastimaban y funcionaban tan bien como cuando niña.
Un poco más lucida intento levantarse tratando de evitar un mareo. Al estar segura de que no caería observo a su alrededor, aprecio que se encontraba en lo que parecían ruinas de algún antiguo lugar, podía percibir la magia en cada extremidad de su cuerpo, bañándola con su esencia, potente y poderosa, imagino que en antaño fue una zona destinada a la hechicería tal vez un santuario o templo, el lugar le parecía vagamente familiar.
Un poco curiosa empezó a caminar, contempló las estructuras que aun quedaban de pie, se veían fuertes e imponentes, a lo lejos diviso un lago, al dirigirse hacia el notó que más allá de este había mas extensiones de tierra, caminando sobre la orilla del terreno se dio cuenta de que se encontraba en una isla, ante este descubrimiento frunció el ceño y empezó a regresar al lugar en donde despertó pero antes de llegar noto que había un monumento que difícilmente podría olvidar, entre dos grandes pinos se encontraba una escultura en forma de triskel.
Ella conocía mejor que nadie esa escultura, ella misma había ayudado a los druidas a construirla cuando tenía 10 años. Ellos habían pedido su ayuda y ella emocionada se las había brindado, recordaba que lo había hecho por la única razón de que la hacia sentir mas cerca de su madre y de su naturaleza druida.
Se encontraba en el centro de la antigua religión, en la isla de los bendecidos, había llegado al mismo lugar de donde vino. Pero debía haber algo mas que solo ruinas, la antigua religión era la magia de la tierra, la esencia que une a todas las cosas, ella viviría más allá de la era del hombre o eso le había dicho su viejo amigo Kilgharrah.
Kilgharra. Tal vez el aun viviría el era el gran dragón, al menos lo esperaba.
"Dracan, eom,ala, sece findan metan, teosu hus anbid" Morgan rugió al cielo, con sus ojos brillando en un hermoso dorado. Hace años que no utilizaba el idioma de los dragones. merlín era el que siempre los llamaba, ella solo lo hizo un par de veces cuando niña.
Espero unos minutos, atenta a su alrededor hasta que logro escuchar los batidos de unas alas. Levanto la cabeza y observo como Kilgharrah llegaba a su lado, tan majestuoso como siempre.
