¡Diana es mía!

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Una brujita miraba las cosas desde las sombras, traía su almuerzo y se había sentado a tan sólo 100 pies de el grupo agrandado de Diana, miró con atención como el cabello rubio se mecía al son del viento, esos ojos azulados...ah esos ojos tan hermosos, que representaban el cielo mismo, era como si con tan sólo observarlos pudieras volar por los cielos infinitamente, luego estaba su cuerpo, era simplemente perfecto, sus piernas no tan delgadas pero tampoco tan gordas, su cadera bastante marcada, esos pechos que combinaban muy bien con el volumen de su trasero, su rostro bastante fino y por último su serena voz, que realmente le hacía calmarse.

Siguió con su comida tranquilamente, sin dejar de observar a su amor, que ya no era platónico, su rival ya estaba muy lejos de estar en el camino de la vida, no tenía nada de que preocuparse, ahora el camino estaba libre para ella. Sonrió con satisfacción, saboreando cada momento de victoria, seguiría con su plan, pero debía asegurarse de que la otra persona no despertase nunca.

El timbre sonó, indicando que toda alumna debía estar en su salón, la brujita se levantó del suelo y comenzó a caminar sin más, dando un paso tras otro, se fijó muy bien en su querida rubia.

-pronto serás mía-dijo para sí misma-sólo espera, pronto estaremos las dos juntas, no necesitaremos de nadie más-ante esas palabras, caminó de nuevo hacia su salón.

[...]

Narra Diana:

Las clases ya habían terminado, me dirigía con apuro hasta la enfermería, quería ver a Akko, al menos hasta que la trasladen a un hospital, me pregunto ¿cuándo será eso?.

Mina: oh, nos volvemos a encontrar, Diana-comentó con una enorme sonrisa en su rostro.

Diana: señorita Arthus, no sabía que esta es su ruta-respondí con voz serena.

Mina: no es necesario que me llame por mi apellido, Mina está bien-dijo en respuesta, rascando su mejilla-veo que anda apurada ¿a dónde iba?-preguntó interesada.

Diana: voy a visitar a Akko-contesté esbozando una sonrisa sincera.

Mina: ya veo, te acompaño, aveces es bueno estar con alguien, claro si no te molesta.

Diana: claro, no me molesta en lo absoluto-respondí fijándome en sus ojos color verdoso.

Caminamos en un silencio agradable, no me molestaba en lo absoluto, por alguna razón me siento un poco cómoda con su precensia, pero no debo fiarme de nadie en este momento y menos si es una persona nueva. Me gustaría saber ¿cómo es que me conoce? ¿En realidad hablamos una vez? No lo recuerdo, esto es bastante raro.

Mina: Diana-me llamó, interrumpiendo mis pensamientos.

Diana: ¿si?-pregunté un poco descolocada, ella no dijo nada, sólo señaló la puerta de la enfermería-¡oh claro!.

Narra Akko:

La puerta de la enfermería se abrió de nuevo, sonreí al ver a mi querida rubia, quisiera abrazarla y...¡¿qué?! ¡¿qué hace ella junto a Diana?!.

Akko: ¡aléjate de ella!-grité, aunque sabía que no podía escucharme, cerré los puños, maldita sea, Diana está en peligro, ella es quien me empujó del puente.

-veo que realmente la extrañas-habló la chica, emitiendo una leve risa, más falsa que nada, al menos para mí gusto.

Diana: como no tienes una idea-respondió mi amor hermosa y preciosa. En ese momento la pelirrosa miró mi cuerpo, pude notar como sus ojos se oscurecían y sonreía cínicamente.

-bueno, ojalá esté bien-comentó, con el rostro neutral, sin reflejar ningún sentimiento.

Diana: gracias, no tenías porque acompañarme Mina-¿por qué le agradeces? Ella no es una buena persona.

Mina: no digas eso, yo siempre te apoyaré-sonrió, extendiendo los brazos, Diana aceptó el detalle y la abrazó con fuerza.

Al ver la escena, sentí unas ganas de exterminar a la pelirrosa, primero Daniela y ahora Mitna o Mitcha no se cómo se llame y ni me importa, ¿cuántas acosadoras tendrá mi amada?. Agh, ojalá estuviera despierta, esta escena jamás hubiera pasado si yo estaba presente y consciente.

Mina: será mejor irnos, debes dejarla descansar-¡hey tu no que hables!.

Diana: tienes razón-aceptó sin contradecir nada, saliendo de ahí.

Narrador Onmicente:

Las dos brujitas salieron de ahí, Diana estaba decaída y eso Mina lo notó, por lo que la pelirrosa sujetó la mano de la rubia, que se sorprendió por el agarre, pero antes de que pudiera hacer nada, Mina se lo impidió.

Mina: shh-emitió, posando su dedo índice en los carnosos labios de la rubia-haré que te sientas mejor-habló, jalando a la rubia, empezaron a correr por los pasillos, hasta que se detuvieron afuera de la academia, a punto de entrar a el bosque.

Diana: ¿a dónde vamos?-preguntó con calma, por alguna razón la chica le inspiraba confianza.

Mina: a mi lugar especial-contestó sin más, regalando una pequeña sonrisa, pero continuando con su recorrido.

Caminaron no más de diez minutos, como resultado encontró un gran lago, rodeado por los árboles y la maleza del lugar, dándole un aspecto místico, pero había más, en él se encontraba una mesa de madera hecha por manos inexpertas y dos sillas del mismo material.

Mina: es mi lugar especial, espero que te guste.

Diana: pero ¿por qué me trajiste aquí?-preguntó la rubia interesada-no es tu lugar, no deberías haber demostrado a alguien más.

Mina: bueno...por ti vale la pena correr el riesgo-contestó conectando sus verdosos ojos con los azulados de Diana.

Diana: gracias...

Mina: este lugar es de las dos, puedes venir aquí a pensar o a desahogarte, yo lo hago todo el tiempo.

Diana: ¿estás segura de que no te molesta?-preguntó insegura.

Mina: claro que no, tú eres una persona muy especial para mí y haría lo que fuera para que no sufrieras.

Pasaron un buen momento juntas, las dos, eran buenas amigas, aunque Diana acabara de enterarse de su mera existencia. Pero Akko no pensaba lo mismo.

Akko: Diana...por favor no confíes en ella-fue lo único que dijo Akko, la pequeña chica castaña, que estaba atrapada en la enfermería, sin poder hacer nada útil, más que observar-por favor Diana...¡no dejes que te lleven de mí!-gritó con pequeñas lágrimas en los ojos.

Diakko [Temporada 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora